sábado, 7 de abril de 2012

LAO TSE y CONFUCIO

  Lao-Tsé 老子 570 a.C - 490 a.C
Quien conoce a los hombres es inteligente.
Quien se conoce a sí mismo es iluminado.
Quien vence a los otros posee fuerza.
Quien se vence a sí mismo es aún más fuerte.
Quien se conforma con lo que tiene es rico.
Quien obra con vigor posee voluntad.
Quien se mantiene donde encontró su hogar, perdura largamente.
Morir y no perecer, es la verdadera longevidad.
Un viaje de mil millas comienza con el primer paso.
El hombre realmente culto no se avergüenza de hacer preguntas a los menos instruidos.
Quien conoce su ignorancia revela la más profunda sabiduría.
Quien ignora su ignorancia vive en la más profunda ilusión.
Paga el mal con el bien, porque el amor es victorioso en el ataque e invulnerable en la defensa.
El alma no tiene secreto que el comportamiento no revele.
El sabio se distingue sin exhibirse. Renuncia a sí mismo y jamás será olvidado.
Quien quiere humillar a alguien, debe primero engrandecerlo.
Cuando me despojo de lo que soy, me torno en lo que podría ser.
Para ganar conocimiento, agrega algo todos los días. Para ganar sabiduría, elimina algo todos los días.
Las grandes realizaciones son posibles cuando se da importancia a los pequeños comienzos. 
El corazón del hombre puede estar deprimido o alterado. En cualquiera de los dos casos el resultado puede ser fatal.
Reacciona inteligentemente aún frente a un trato no inteligente.
Todo deseo incómodo e inquieto se disuelve en el amor a la verdadera filosofía.
La liberación del deseo conduce a la paz interior.
Es fácil borrar las huellas: difícil es caminar sin pisar el suelo.
Confucio 孔夫子 551 a. C. - 479 a. 

Cuando tenía 15 años, puse mi corazón en el aprendizaje; a los 30, estaba firmemente establecido; a los 40 no tenía más dudas; a los 50 sabía el designio del Cielo; a los 60 estaba dispuesto a escucharlo; a los 70 podía seguir lo que mi corazón me indicaba sin transgredir lo que es correcto.


El sabio teme al cielo sereno; porque, cuando viene la tempestad, él camina sobre las olas y desafía el viento.


El hombre de bien exige todo de sí mismo; el hombre mediocre espera todo de los otros.


Elije un trabajo que ames y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida.


Lo que oigo, olvido. Lo que veo, recuerdo. Lo que hago, aprendo.


Saber qué es lo correcto y no hacerlo, es la peor cobardía.


La naturaleza de los hombres es la misma, sólo sus hábitos los separan.


No sólo son las hierbas las que sofocan al grano, sino la negligencia del cultivador.


No procuro saber las respuestas, procuro comprender las preguntas.



Cuando veas a un hombre bueno, intenta imitarlo; cuando veas a un hombre malo, examínate a tí mismo.


La música genera un tipo de placer del cual la naturaleza humana no puede prescindir.


El ser humano tiene la perversa tendencia de transformar lo que le es prohibido en tentación.


Si examinamos los errores de un hombre, conocemos su carácter.


¿Me preguntas por qué compro arroz y flores


Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.


Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad.


jueves, 22 de marzo de 2012

SERENIDAD, ¿acaso una utopía?

Evitando situaciones incómodas
No siempre se puede hacer lo que se quiere, pero existen ocasiones en que sí, porque está en nuestras manos realizar esto o lo otro. Y si somos prudentes, en algún momento deberemos anticipar las consecuencias de un encuentro y, si éstas pueden ser negativas, evitarlo. Ya la vida es bastante difícil para nosotros complicarla más. La búsqueda de la serenidad supone saber alejarse de todas aquellas situaciones que nos la pueden arrebatar. No es razonable que nuestra imprudencia nos lleve a perder los nervios y luego nos quejemos. Evitar situaciones incómodas nos puede apartar de sufrimientos innecesarios.

Resulta útil pensar que la vida es demasiado corta como para gastarla en actividades o encuentros que no reportan ningún tipo de beneficio espiritual. Se impone, según mi opinión, ser muy selectivos a la hora de programarnos y no hacer concesiones a nada que suponga, en el mejor de los casos, una pérdida de tiempo. Sin duda cuesta defender la propia intimidad porque desde todos los ámbitos se ve atacada, pero hemos de conseguir que no nos la arrebaten, porque es lo mejor que tenemos.

Superando obstáculos
Se equivoca quien no se ha percatado de la constante presencia de problemas en la vida, y cuando surge un obstáculo se desconcierta y pierde la serenidad.

El planteamiento correcto pasa por considerar que nuestros días, en mayor o menor grado, están salpicados por contrariedades y que nuestra misión consiste en superarlas una tras otra con optimismo y espíritu deportivo. Los obstáculos están para superarlos, conscientes de que al hacerlo nos hacemos fuertes y vamos afrontando con responsabilidad las distintas tareas que como seres humanos nos corresponden. La inmadurez y, por tanto, la falta de realismo, puede llevar a suponer que las dificultades, las contradicciones, los inconvenientes no son elementos configuradores de nuestra jornada, sino algo extraordinario fruto más bien de nuestra mala suerte.

Con planteamientos similares la única respuesta que cabe esperar es el desconcierto, que podríamos definir como la pérdida de toda (o en parte) referencia existencial. Y quien se desconcierta pierde, como es lógico, la serenidad, por eso es tan importante alcanzar la madurez, que nos permite poseer una visión correcta de la vida, es decir, sin idealismos falsos ni catastrofismos estériles. La vida tiene sus medidas y hay que saber ajustarse a ellas para de este modo llevarse los menos sobresaltos posibles.

Disciplinándonos
Nuestros hábitos diarios crean unas secuencias temporales que nos transmiten serenidad, porque nos confirman que estamos haciendo lo que deberíamos realizar. Una vida metódica propicia grandes beneficios a quien la vive. No se trata, como es lógico, de cuadricular la existencia, pero sí de impedir la anarquía.

El orden, la paz, la armonía y la serenidad son cuatro dimensiones de una única realidad que es la felicidad, a la que se accede gradualmente valorando y emocionándose ante lo pequeño. No es necesario haber cumplido muchos años para intuir que la felicidad no nos viene a través de lo extraordinario, sino que su camino de llegada recorre nuestro trayecto habitual. Por eso una vida metódica facilita que nuestra atención esté más proclive a captar todo aquello que se nos ofrece como un don. Lo que enriquece al espíritu no es tanto conocer más cosas, sino ver en más profundidad las que ya conoce, ser cada vez más contemplativo. Hemos de reconocer que sin un cierto método (de vida) es muy difícil llevar a cabo una labor profunda y bien hecha. La disciplina de un método garantiza no caer en el diletantismo y en la inconstancia.

De igual forma es bueno tener algún refugio al cual acudir, lo cual significa saber distraernos a nosotros mismos, disfrutando alguna actividad a la que consideremos en especial nuestra y a la que somos fieles porque es ya parte de nosotros. El secreto está en conocernos bien y hacer lo que nos gusta, perseverando en la elección sin hacer mucho caso a los que nos rodean, principalmente a aquellos que nunca hacen nada, tal vez por miedo a equivocarse, por perfeccionismo o porque son mediocres. Todos tenemos un punto de genialidad que debemos conocer y desarrollar. Uno de los peligros más esterilizadores es querer ser como los demás, porque este punto de genialidad nuestro terminaría sepultado por lo que prefieren los otros (que es lo que está de moda en ese momento). Me temo que muchos, por no ser lo que deberían haber sido, no llegaron a ser nada. Un martillo, no puede utilizarse en lugar de una tenaza, así de claro.

Fijándonos en lo bueno
La costumbre de fijarse en lo que los demás tienen de bueno aporta paz y serenidad a nuestro espíritu. Y, en cambio, el tener siempre presente los defectos (dominantes) de los otros es la forma segura de estar desasosegados e intranquilos. No es más inteligente quien descubre los defectos ajenos sino quien sabe olvidarlos. Son muchas las personas obsesionadas en traer a colación lo que de malo advierten en la gente, sin darse cuenta tal vez de que con este comportamiento restan alegría a la vida, que tan necesitada está de noticias reconfortantes y agradables.

Como si de una maldición se tratara, la gente anda por las calles hablando mal unos de otros. Quien no vence este vicio rebaja sin duda su condición de persona. Siempre tenemos a nuestra disposición el silencio o una elegante disculpa cuando no es posible alabar. El que los defectos sean verdaderos no significa que los hagamos públicos. Saber callar enaltece. No calla el tonto sino quien es más comprensivo con las miserias ajenas (que son tantas como las nuestras). Es difícil de comprender que todos deseemos la paz y a la vez vayamos sembrando la guerra.

La inteligencia la damos a conocer preferentemente por las obras que realizamos y no por las denuncias que hacemos, en donde siempre nosotros somos los buenos -¡qué casualidad!- y los otros los malos. Hay mucho de inmadurez en este tipo de comportamiento.

Mirando en lo más íntimo de nuestro ser
En nuestro hondón debemos encontrar el refugio seguro donde descansar. La paz del alma es la verdadera tabla de salvamento. A solas con nosotros mismos es donde disfrutaremos de los momentos más intransferibles y quizá también más exquisitos. El buceo interior se premia casi siempre con el hallazgo de tesoros imprevistos.

Con frecuencia es tan pobre el espectáculo que la vida nos ofrece, que supone un descanso conducir la mirada a lo más íntimo de nuestro ser para atisbar algún rescoldo de luz que dé calor a los instantes que estamos viviendo. La frivolidad en que nos vemos sumergidos por el vaivén de los acontecimientos que se suceden sin tregua termina produciéndonos una sensación de vacío que yo me atrevería de calificar de mareo existencial, que solo se cura cerrando puertas y ventanas, desconectando teléfono y televisores, para que de esta manera nada nos distraiga.

Y triste de aquel que no tenga algo que decirse y asocie estos momentos al tedio o al aburrimiento, porque tal vez haya alcanzado un nivel alto de empobrecimiento espiritual."


miércoles, 14 de marzo de 2012

Doce propósitos para ser mejor padre y madre

Ser padre o madre es el trabajo más difícil del mundo, ya que los niños no nacen con manual de instrucciones. Esto quiere decir, que la mayoría de los padres aprenden a serlo aplicando estrategias por ensayo-error, hasta que dan con aquellas que les funcionan mejor. De modo, que es importante hacer una revisión de estos dos últimos 12 meses, pero no hay que machacarse si parece que lo podíamos haber hecho mejor.

A continuación se presenta una lista de propósitos para que cada padre y madre elija aquellos a los que sientan que deben prestar más atención para que durante el año desarrollen su rol de progenitor de forma más efectiva:

1. Se más consistente
Esto quiere decir que debes establecer límites consistentes, incluso para los adolescentes, aunque haya que estar dispuestos a negociar y ceder un poco de terreno. Cuando los niños se niegan a cooperar o romper las reglas, actúa con calma y razonablemente, en lugar de recurrir a medidas severas para "enseñarles una lección".

2. Evita regaños, gritos y recordar constantemente a los niños que cooperen
A veces es mejor callarse que darles la lata constantemente. No es casualidad que los padres que se repiten con frecuencia se quejen de la "sordera" de sus niños, ya que estos simplemente hacen oídos sordos y sólo prestan atención a lo que ellos quieren.

3. Concéntrate en el comportamiento apropiado de los niños
Si continuamente estás señalando la mala conducta de tus hijos y ves que no te hacen ni caso, trata de ignorar las conductas inadecuadas tanto como sea posible. Esfuérzate por desarrollar el hábito de “atrapar a los niños portándose bien ". Al igual que los adultos, los niños responden mejor a los comentarios favorables y es probable que terminen portándose bien, sólo para llamar nuestra atención.

4. Anima a los niños persistentemente
Se ha estimado que los niños escuchan aproximadamente 17 comentarios negativos en casa por cada muestra de alabanza o de aliento. La exposición a la crítica continua y los comentarios negativos pueden tener efectos desastrosos sobre la autoestima de los niños. Así que esfuérzate en celebrar sus logros.

5. Pasa más tiempo con la familia
En la sociedad actual, en la que los dos padres trabajan y los niños están ocupados con el colegio y las actividades extraescolares, encontrar el tiempo para que todos puedan estar en casa juntos es cada vez más difícil. Por eso es importante dedicar al menos media hora al día para compartir experiencias, pero que sea de calidad, no frente al televisor, ni mientras haces la compra del supermercado.

6. Tómate un descanso de vez en cuando y dedícate a ti mismo o a ti misma
Tomarse algo de tiempo para uno mismo es una necesidad más que un lujo. Para ello, puedes reorganizar las tareas domésticas, solicitar la ayuda de tu pareja, familiares, o amigos.

7. Pasa algún tiempo con tu pareja
No importa si se trata de un fin de semana romántico o simplemente quedar para tomar un café juntos una vez a la semana, pero eso sí, en ese tiempo trata de no hablar de niños.

8. Deja de echarte la culpa por todo
Seamos realistas, los padres pueden encontrar un montón de motivos para sentirse culpables, ya sea por dejar a los niños al cuidado de otras personas o por haberse pasado con la última pena que se le ha puesto a la hija adolescente. No se trata de que te vuelvas un irresponsable, sino de que aceptes que estás aprendiendo a ser padre o madre con la práctica diaria, y cuando uno aprende, se equivoca.

9. Controla el tiempo que la televisión permanece encendida en casa
Si siempre está encendida, es hora de que establezcas una serie de límites para su uso. Diez horas por semana es una pauta razonable para los niños de cualquier edad. Además, prueba a tener una noche libre de televisión y deja que los niños realicen propuestas para hacer otras cosas.

10. Comprueba el uso que tus hijos hacen de la computadora
Las computadoras están reemplazando rápidamente a la televisión como niñera electrónica en muchas familias. Para ser justos, los ordenadores tienen más potencial educativo que la televisión, pero los niños los utilizan sobre todo para jugar, a menos que reciban la asistencia y la dirección de los padres. Así que de vez en cuando pregúntale a tu hijo sobre el último programa educativo que ha utilizado o pídele que te muestre sus avances con él.

11. Evita convertirte en el salvavidas de tu hijo
Evita hacer cosas como pagar por él las multas de la biblioteca o realizar a escondidas una tarea del hogar que tu pareja le encomendó. Este tipo de conductas no ayudan a tu hijo, sino que le privan de la oportunidad de desarrollar su independencia y su autonomía personal.

12. Adopta una perspectiva sana acerca de la conducta de tu hijo o hija
Cuando acaban de armarla tendemos a pensar que nuestros hijos son los peores del mundo. Independientemente de cómo sea la conducta, si estás esforzándote en controlar la situación terminarás consiguiéndolo. Es sólo cuestión de tiempo.

Después de leer esta lista de propósitos seguro que has hecho una reflexión de tus habilidades educativas como padre o madre. Es verdad que todas son deseables, pero no te obsesiones con convertirte en un padre perfecto, en vez de eso, trata de llegar a ser un padre o madre que aprende mientras educa a sus hijos.

Jenny Guerra Hernández - www.PsicopedagogiaenCasa.com
Creadora del sistema de psicopedagogía creativa.


martes, 14 de febrero de 2012

El Arte de Discipular

Hace 5 años tuve la oportunidad de conversar con el Hermano Francisco Javier, quien fue rector del Corazonista. En aquella ocasión me dijo una frase que no olvidaré: "es más efectiva una gota de lluvia que cae permanentemente, que un fuerte chaparrón", refiriéndose a la importancia que tiene el estar presente día a día, dando lo mejor de uno a su hijo(a).

Veo con bastante frecuencia padres de familia que se encuentran agobiados o muy preocupados por producir y poder brindarle lo mejor a sus hijos, y seguramente con muy escaso tiempo para los suyos. ¿Estás en este grupo? Si tu respuesta es afirmativa, quiero invitarte a que realices el siguiente ejercicio de imaginería: Imagina que tú, padre o madre, eres tu hijo, y te preguntan, ¿cuál es el mejor recuerdo que tienes de tu papá?, y de tu mamá? Qué responderías?... (Detente en la lectura y responde la pregunta)

Podrías decir que como papá, como mamá, le has dado a tu hijo LO MEJOR DE TI?, es posible que le hayas dado las mejores cosas que él ha querido y aquellas que tu has considerado muy importante darle, por ejemplo: un buen colegio, una buena vivienda, unos buenos regalos, que posiblemente se los habrá ganado tu hijo por ser buen estudiante. Y entonces, vuelvo y te pregunto si tu fueras tu hijo, podrías decir que tu papá-tu mamá te ha dado lo mejor de sí mismo?

El 31 de enero fue el último día de trabajo de una amiga, en una reconocida empresa, quien junto con su esposo son muy amigos nuestros. Ayer nos reunimos a dialogar y a poner en común lo que había sido de nuestras vidas en este último mes. Ella nos dijo a las parejas presentes en la reunión que posteriormente fue a la empresa a recoger su liquidación y encontró que ya había otra persona a cargo, y todo seguía normal como si nunca ella hubiera estado allí. Tanto tiempo invertido en una empresa, el sentimiento de saber que lo hemos dado todo, de sentir que nuestro aporte ha sido necesario, pensar de pronto que somos imprescindibles... y la vida sigue. ¿Y en dónde quedó todo ello?

Efectivamente no somos imprescindibles, pero en tu mundo, tú eres irremplazable. Andrés Hurtado García, mi maestro y viejo amigo decía al respecto: "esa senda que tú debes abrir, si no la abres... si no la abres... se queda sin abrir. Así de elemental, casi simple".

Sigue Andrés diciendo en libro Cartas del Camino, "si son 10.000 soldados y uno muere, nada pasa. Si son once el equipo y uno es expulsado, los restantes diez pueden todavía suplirlo fácilmente. Dime ahora: son dos escaladores (tú y tu esposa) unidos por la cuerda, empeñados en una pared de absoluta verticalidad, un "sexto grado" que llaman los alpinistas, y de considerable altura; uno de los dos desaparece en el abismo. - Dime: quién lo reemplazará?

"Cuando algo grite en lo íntimo de tu ser que eres irremplazable, entonces sabrás con certeza que has emprendido NUESTRO camino.

"Sabes? No es ciertamente irrevocable honor el saber que el campo que tú no rotures nunca será arado y que uno sólo (tú, yo) es responsable de la fortaleza y del reino".

"Camino que yo no are, nadie lo roturará" decía mi antiguo y más preciado maestro.

Razón tenía Peter Drucker en afirmar que: "Es más importante discipular una vida que enseñar una lección". Tú eres el maestro de tu hijo, que bella y hermosa responsabilidad.

Si tú eres el maestro, tu hijo es el discípulo, y para poder discipularlo necesitas discernir acerca de quién es tu hijo, conocer a dónde se supone que va y proveer lo necesario para llegar a ese destino. Drucker decía también que las personas son como las flores, y las flores son diferentes, cada una requiere un cuidado especial. Si tú no le das a tu hijo (la flor) el cuidado que necesita, nunca se abrirá.

Guiar a tu hijo sería más fácil que guiar a un empleado con potencial, siempre y cuando seas capaz de cultivar unos valores, y crear en casa unas condiciones que lo permitan.

El secreto de discipular, de guiar a tu hijo está en ayudarlo a llegar donde quiere ir; para lograrlo has de emprender varias acciones:

a) mirar objetivamente sus fortalezas y debilidades. John Maxwell dice al respecto: "sus fuerzas indican las direcciones en las que tienen que ir, en lo que se pueden convertir. Sus debilidades nos muestran lo que necesitamos para ayudarlos a mejorar. Animarlos y ayudarlos en sus fortalezas puede hacerlos vencer sus debilidades y acercarlos al logro de su potencial";

b) evaluar constantemente su progreso, lo que significa estimular a tu hijo a mantenerse en curso, a buscar otra dirección o a ofrecerle otro guía en aquello que anhela;

c) compremeterse y estar disponible para tu hijo. "Compromiso pobre significa desarrollo pobre; gran compromiso significa gran desarrollo" (J. Maxwell).

Como lo dijo Ralph Waldo Emerson: "Una de las más hermosas compensaciones de esta vida es que ningún hombre puede intentar ayudar a otro sin ayudarse a sí mismo". Todos ganan si te conviertes en irremplazable y ayudas a los tuyos a lograr cumplir sus sueños.


Hasta una nueva ocasión.

lunes, 2 de enero de 2012

Protagonistas de Cambios

El 2012 es tu año para que seas "Protagonista de Cambios" y para que todo cuanto desea tu corazón se realice en armonía y paz.


Mira el video del Juan Salvador Gaviota que hay en tí, haciendo click aquí.