viernes, 15 de junio de 2012

CÓMO PREPARAR A LOS HIJOS PARA LA VIDA

He tenido la fortuna de leer un maravilloso libro titulado "Preparar a los Hijos para la Vida" de Gerardo Castillo Ceballos. Colección: Hacer Familia. El mensaje es tan fuerte y significativo que las líneas que leerás son una adaptación del mismo.

La Preparación de los Hijos para la Vida es EL GRAN TEMA de la vida de nosotros los padres y madres; de lejos es la tarea más grande e interminable que hubiésemos podido tener, no hay nada que se le parezca, ni siquiera una tesis doctoral.

En este bello oficio que Dios me ha confiado de ser Rector, con frecuencia me encuentro con padres y madres para los que esta misión de Preparar para la Vida, en estos momentos los está aquejando más que en otras épocas, por aquello de que cada edad tiene su afán, pero también por las dinámicas internas que viven o dejan de vivir las parejas.

El autor nos plantea que hay diversas formas de entender qué es preparar para la vida y que el problema surge cuando dicha preparación se reduce a una sola dimensión de la existencia, como por ejemplo el sólo bienestar material, o la vida al servicio de los gustos y caprichos, dejando de lado asuntos tan importantes como el crecimiento como persona y el desarrollo de la actitud de servicio a los demás, pensando incluso que los demás están ahí, para que nos sirvan a nosotros, porque "para eso les pagamos".

La preparación para la vida de ninguna manera apunta a "ser buena vida", o a una vida:
sólo materialmente lograda
sólo socialmente satisfactoria o exitosa
sólo profesionalmente brillante, léase con un buen puesto (de pronto habiendo renunciado a cumplir tu sueño por dar gusto a otros, o por tener lo que tenía el mejor amigo de mi papá)
sólo familiarmente bien relacionada, entiéndase bien casado (buscando asegurarse)

Ahora te pregunto ¿has caído en alguna de estos reduccionismos?, ¿está reflejada de alguna manera ahí tu vida actual? Si tu respuesta, honestamente, es afirmativa, significa que no has entendido que preparar a los hijos para la vida apunta a una vida creciente, de adentro hacia afuera, y no de afuera hacia adentro.

Vivir es crecer, y crecer es madurar. Por supuesto que la vida es para disfrutar sanamente de las cosas buenas de la vida. Lo importante es que tengas claro, que lo que hagas es bueno para tu vida siempre y cuando lo plantees como medio para ser mejor persona día a día, y jamás como fin, porque si es así, acabarías muy rápido tu misión y luego te quedas vacio, o como decía un antiguo compañero: "tan lleno de nada".

Comencemos por aclarar lo que NO ES preparar a los hijos para la vida, por ejemplo:
exigirle al hijo que obtenga calificaciones brillantes o que sea el primero del salón, enfocando el esfuerzo únicamente en el éxito académico, como peldaño para lograr el éxito social;
presionarlo para que haga una carrera universitaria, muy bien retribuida económicamente y con puesto asegurado;
aceptar que la única responsabilidad que tiene tu hijo es la de estudiar, para evitar que se distraiga con asuntos de poca importancia;

Ten cuidado con reducir a tu hijo al "rol de estudiante", porque entonces, dónde queda el ser un buen hijo, el ser un buen amigo, el ser un buen compañero, el aprender a pensar, a querer, a convivir, a trabajar, a hacer buen uso del tiempo libre. No crees entonces que la preparación para la vida cuenta más que el éxito académico. Esto me hace acordar de unos padres que hace mes y medio retiraron a su hija del colegio -de hecho sólo duró 2 meses y medio en la institución-, porque ella estaba muy adelantada en matemáticas y español, y los padres sentían que se estaba atrasando en su proceso académico; y me pregunto atrasando respecto a quién o a qué modelo de hija que tienen en su mente. Este es un claro ejemplo de reduccionismo, el de mirar a nuestros hijos sólo como estudiantes, sin tener en cuenta todas esas otras dimensiones de las que hemos hablado, y que la niña requería mucho, de hecho estaba bastante feliz en el colegio, y cuando por presión de los padres, se le colocaban ejercicios de un mayor nivel de complejidad, la niña se aburría y reclamaba, por qué ella debía hacer cosas diferentes a sus compañeros.

Tú que eres padre o madre tienes que estar atento a que el reduccionismo no se apodere de tí, porque fácilmente puedes terminar decidiendo todo por tu hijo. Uno se prepara para la vida no solo adquiriendo conocimientos, sino también adquiriendo responsabilidades y experiencias en otros lugares y situaciones, es por eso que insisto tanto en que permita que su hijo participe de todas las experiencias que brinda el colegio, esto forma en la autonomía, la responsabilidad y amplía significativamente el horizonte. Si no me crees, pregúntale al hijo de algún amigo tuyo que ha tenido la oportunidad de viajar sin los padres a algún sitio, qué aprendió y cómo ve su vida a partir de dicha experiencia. Y cómo no felicitar y animar a aquellos padres y madres que alientan a sus hijos a vincularse a actividades formativas, y los acompañan en el proceso de crecimiento.

La vida y la experiencia nos ha enseñado que el mejor profesional no es aquel que sólo tiene un buen expediente académico, sino aquel que además tiene actitudes positivas en relación con el trabajo y en relación con los compañeros de trabajo. Es imperativo apartarse de ver la vida solo desde una perspectiva utilitarista, en la que lo único que importa es que se gane bien la vida y pueda así disfrutar de una "buena vida". Hacer esto es ser irrespetuoso con los hijos, porque los programamos sin contar con ellos, y la mayoría de las veces termina siendo poco realista. Ten entonces cuidado con confundir los reduccionismos con un proyecto de vida, porque no lo es, sólo se trata de un proyecto de simple éxito social hecho por otros, impuesto desde fuera de uno mismo y al margen de la propia vocación. Un proyecto así, difícilmente generará ilusión y afán de superación personal en quien lo realice.

Es posible que con un planteamiento como este, algunas veces sí consigas lo que buscabas (triunfar socialmente y a corto plazo; vivir bien en lo material); pero: ¿ha valido la pena?, ¿es acaso suficiente para que tu hijo tenga una vida plena?, ¿ha sido una preparación completa para la vida? La respuesta es negativa.

Para Preparar a los Hijos para la Vida de manera correcta, es preciso evitar posibles reduccionismos educativos, o pensar en que debo preparar a mi hijo para la vida futura, ¿cuál vida futura? No es posible preparar bien para la vida futura (la de la edad adulta) si he desatendido la preparación para la vida en las etapas de la niñez y la adolescencia. Sin lugar a dudas, lo que será la vida adulta dependerá, en mucho, de lo que haya sido la vida de la infancia, la adolescencia y la juventud, junto con los criterios y hábitos adquiridos en cada edad.

Sería muy difícil preparar a los hijos como futuros buenos padres sin enseñarles a ser hoy buenos hijos. Sería muy difícil preparar a los hijos como buenos profesionales, sin enseñarles hoy a hacer del estudio un trabajo bien hecho. Educar a los hijos enfocados en el día de mañana, equivale a admitir que su vida antes de la adultez no tiene valor o no tiene sentido en sí misma. Los niños y los adolescentes viven mucho más en función del tiempo presente que en función del tiempo futuro, de manera que si sólo le hablas del día de mañana, tendrás escaso poder estimulante para ellos; acaso te suena familiar esta frase "tienes que prepararte para ser un hombre de provecho".

Los padres y madres deben preparar a sus hijos para cada una de las etapas de la vida: infancia, adolescencia, edad juvenil y edad adulta. En cada una de ellas hay formas de conducta para los que hay que preparar e ir relacionando cada etapa con la siguiente, de forma que lleguen a enlazar, y se establezca entre ellas una continuidad.

¿Cuál es tu plan de acción? El primero, será detectar los reduccionismos educativos que se dan en tu propia familia y en otras familias; luego tendrás que plantearte: ¿por qué se están dando?, ¿qué habría que hacer para superarlos?

Hasta pronto.