jueves, 31 de octubre de 2013

EN EL DÍA DEL COLEGIO

La razón de ser del Colegio es y será siempre la de generar amor por el conocimiento entre los niños y los jóvenes, para hacer de ellos buenos cristianos y virtuosos ciudadanos. En estas dos líneas se sintetiza la voluntad de la fundadora, Doña Blanquita, cuando hace 45 años fundó el Colegio.

Durante este amplio período de tiempo el colegio ha sido dirigido por tres rectores, y siempre se ha buscado unir las voluntades de todos los miembros de la comunidad educativa, para vivir de acuerdo con una escala de valores que nos lleve a todos a ser mejores seres humanos.

El Colegio es un organismo viviente, y lo es por todos ustedes quienes cada día se esfuerzan, por dar lo mejor de sí en cada momento, y por brindar a todas las generaciones de estudiantes que han pasado por estas aulas, experiencias formativas que los conduzcan a elegir lo bueno y lo bello en cada decisión que tengan que tomar.

Si nuestros estudiantes están aprendiendo a decidir con sabiduría, seguro estamos haciendo bien la tarea. En muchas ocasiones esos frutos no los alcanzaremos a ver  en el corto período en que compartimos nuestras vidas de maestros con ellos, por aquello que, cada quien madura en su momento. Sin embargo, todos nuestros esfuerzos educativos no quedarán en el olvido. Un antiguo amigo me decía: “con los muchachos no se logra todo lo que se quiere, pero tampoco se pierde todo lo que se hace.” Somos sembradores de conocimientos, de esperanzas, de sueños que se hacen realidad y de sentimientos que moldean los corazones y las voluntades.

A eso y a nada más venimos al colegio cada día. Aquí crecen día a día los más bellos y los más alegres momentos que recordaremos toda nuestra vida. Al colegio llegamos siendo niños de cuerpo y con un espíritu ávido por ser moldeado, y quisiera que todas las generaciones de jóvenes que pasen por nuestras vidas, salgan siendo grandes de cuerpo y grandes de espíritu.

Es aquí fundamentalmente y en colaboración con los padres de familia en donde se siembran las bases de personas hechas de buena pasta humana.

Queridos maestros, eso quiso Doña Blanquita como rectora al fundar esta obra educativa, y eso  mismo quiero yo, desde aquel momento en el que acepté el reto de ser su rector.

Buen viento y buena mar.

Carlos Arturo Hoyos V.

lunes, 28 de octubre de 2013

El Servicio a la Vida

Los saludo a todos ustedes con respeto y cariño.

Me han invitado a dirigir unas palabras con motivo de la conclusión del servicio social que han prestado los estudiantes de grado 10°, ayudando a todos estos queridos abuelitos y abuelitas del barrio Bilbao, a volverse a apasionar con el conocimiento. Veo muchas caras conocidas y los felicito por su constancia y por su espíritu de superación; pero sobre todo, por enseñarles a estos muchachos una lección de vida.

Y a ustedes jóvenes les quiero preguntar ¿qué aprendieron de esta experiencia? En un momento cada uno de ustedes piense en esta pregunta que les acabo de hacer, y luego invitaré a alguno de ustedes a que nos diga a todos qué aprendió para su vida.

La experiencia que durante este año acabas de tener es parecida a un cuento llamado “La Muñeca de Sal” de Anthony de Mello. Lo quieren oír?

“Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar.
Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto había visto hasta entonces.
“¿Quién eres tú?”, le preguntó al mar la muñeca de sal.
Con una sonrisa, el mar le respondió: “Entra y compruébalo tú misma”.
Y la muñeca se metió en el mar.
Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella.
Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada: ¡Ahora ya sé quién soy!”

Quisiera que esa fuera la manera como cada uno de ustedes, jóvenes y señoritas, pudieran evaluar lo que fue  este año de servicio.

Tú has tenido la oportunidad de experimentar por ti mismo que servir a otra persona es un acto de entrega desinteresada, que cada vez que tú te das con alegría, estás venciendo al señor “ego”, que te encierra en ti mismo, en tus gustos y caprichos; y que no te deja ver ni experimentar otras cosas maravillosas.

El señor “ego” es celoso porque piensa que si conoces otras realidades, lo vas a dejar; y sabes qué, tiene razón.

Tú no eres el mismo, tú no eres la misma;
Tú no serás el mismo, tú no serás la misma;
Tú serás mejor, cada vez que seas capaz de enfrentar al señor “ego” y decirle, quiero ser como “la muñeca de sal”, quiero entregar mi vida al servicio de los demás, quiero que en mi vida siempre haya espacio para las personas más necesitadas, quiero que esas personas sepan que cuentan conmigo, y quiero que juntos le sonriamos a la vida, y la hagamos más amable y justa para todos.

Sólo así tu vida tendrá sentido y habrá valido la pena vivirla.



Carlos Arturo Hoyos V.

viernes, 25 de octubre de 2013

5 errores que cometemos con nuestros hijos adolescentes

Autor: Pablo Menichetti

Estimados lectores me complace compartirles este interesante artículo de Pablo Menichetti que brinda herramientas útiles en la educación de los hijos adolescentes.

"Muchos padres enfrentamos grandes problemas con nuestros hijos adolescentes. Simplemente no sabemos qué hacer y muchas veces nos distanciamos de ellos. En lo personal creo que siempre lo mejor es colocarse en el lugar del otro, es este caso, en el lugar de nuestros hijos.

"Esta es la etapa en que nuestros hijos hacen la transición de la dependencia a la independencia, de la infancia a la adultez, es aquí donde definen sus sueños, su autoestima y muchos otros aspectos de sus vidas.

"Es probablemente una etapa poco entendida pero también una época maravillosa que, como padres, debemos aprender a disfrutar. Aquí encontré algunos de los típicos errores que cometemos con nuestros hijos adolescentes para que los eviten:

1.  "Tener malas expectativas.
"Tener siempre expectativas negativas, es decir esperar lo peor de nuestros hijos adolescentes, los predispone de alguna manera a que se comporten mal y se involucren en situaciones riesgosas. Los adolescentes son vistos como una especie de monstruos en potencia, unos bichos raros en metamorfosis permanente de los que siempre se sospecha, se desconfía y se cree que en cualquier momento van a hacer algo malo. Ellos son muy perceptivos y todo esto no hace más que fomentarlos a que actúen como se está esperando que lo hagan: mal.

2.  "No dejarlos tomar decisiones.
"Los adolescentes puede que se sientan adultos y pretendan decidir todo en su vida; como padres es importante no entrar en un conflicto permanente de poder por pequeñeces, y sí permitirles que tomen determinadas decisiones como el tipo de ropa que usarán, el peinado, es decir, cosas que no afectan y no hacen daño a nadie pero que para ellos son de suman importancia y ayudan a que se sientan con más confianza, con un margen de libertad fundamental en esa etapa de la vida. Intervenir o prohibir que decidan ellos sí, cuando hay situaciones de riesgo o de peligro potencial.

3.  "No establecer límites claros.
"Si bien la adolescencia es una etapa que se caracteriza por el desafío, el rompimiento permanente de reglas, el cuestionamiento constante de los límites, la rebeldía, etc., ello no es sinónimo de dejarlos ser sin ningún tipo de límites. Es precisamente en este período de la vida en el que se hace fundamental la figura firme de los padres, que aunque ellos no lo entiendan así, genera seguridad, confianza y tranquilidad. Poner límites claros y hacer que se respeten es la mejor manera de ayudarlos a crecer sanamente, ellos necesitan reglas y estructuras que los ayuden a incorporar los valores y principios que como padres hemos querido transmitirles.

4.  "No respetar su privacidad.
"Si bien para los padres los hijos siempre son unos bebés y los vemos como pequeñitos, es importante en esta etapa de la adolescencia darles mayor libertad, no invadirlos y revisarles sus cosas, respetar su privacidad es fundamental para que confíen en nosotros. Esto no quiere decir no controlar ciertas cosas como el tipo de contenidos de internet a que acceden, los programas de televisión que ven, sus salidas con amigos, etc.

5.  "No respetar o tomar en cuenta sus ideas.
"Muchas veces los adultos suelen trivializar, restar trascendencia a las ideas, pensamientos, creencias de los adolescentes. Esta es una etapa en la que priman los ideales, las utopías y está bien que puedan tenerlos sin que sean minimizados por sus padres."

miércoles, 23 de octubre de 2013

EL ORIGEN DEL LÍDER

Las investigaciones científicas sobre el liderazgo y la personalidad son muy abundantes a lo largo de las últimas tres o cuatro décadas. Las investigaciones revisadas por Judge & Bono (2000) se pueden resumir en su interés por definir cuáles son los rasgos que caracterizan a un líder y por responder si el líder nace o se hace. Aunque se ha avanzado en la identificación de las características del líder, esta pregunta sigue sin ser respondida. ¿Qué se puede concluir a partir de las investigaciones realizadas? ¿Han mostrado un camino que permita saber si los líderes conocidos por la humanidad son fruto de la lotería genética o si éstos son fruto de un plan intencionado y de un proceso claramente definido?


Burns (1978) fue el primero en identificar dos tipos de liderazgo, a los que llamó, transformacional y transaccional, y que se pueden resumir en la capacidad para inspirar seguidores vs., la habilidad para obtener la cooperación de otros. Ambos son opuestos. El líder que manifiesta características transformacionales se reconoce según Bass (1985), por su capacidad para transmitir un carisma a sus seguidores, para inspirarles una visión motivante, para cuestionar lo que ven desafiando el statu quo, y para identificar las necesidades de sus seguidores y atenderlas. Mientras que el líder que manifiesta características transaccionales no tiene seguidores, sino que, yendo de más a menos: proporciona recursos valiosos y adecuados a las personas con las que trabaja, le hace seguimiento al rendimiento y toma acciones correctivas, e interviene cuando los problemas se vuelven serios bajo la dinámica de evitar errores, o simplemente evita liderar.

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Escrito por Carlos Arturo Hoyos Vallejo
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