domingo, 28 de agosto de 2011

martes, 9 de agosto de 2011

¿Qué significa cuidar de las personas que son importantes para mí? (5)

Hoy hablaremos de la ESPERANZA y de lo que podemos hacer para mantenerla en alto. De entrada es un tema complejo. Regresa en el tiempo de tu vida  y recuerda todas aquellas decisiones que has tomado, por ejemplo: cuando decidiste tener una novia, cuando elegiste una carrera profesional, o en aquel momento que tomaste la gran decisión de casarte, formar una pareja, tener hijos, crear tu empresa, aceptar un trabajo,... Cada vez que tomaste una decisión en tu interior siempre albergabas la "esperanza" de que todo saliera bien.


Entrar en los terrenos de la esperanza, es adentrarse en el mundo de las posibilidades, no en el de las probabilidades, en donde es bastante seguro que las cosas sucedan. Esperamos poder conseguir algo o alcanzar determinado logro, incluso nos aferramos a la esperanza cuando nos encontramos en una situación complicada, para no caer en la depresión, porque confiamos en que pronto las cosas mejorarán. Y al confiar nos llenamos de estímulo, fuerza y tranquilidad.


La esperanza es el más grande don que le puedes dar a quienes te rodean. Es un poder que está en tus manos y un deber de darla a tu hijo, a tu pareja, a tu gente, en aquel instante en que alguno de ellos no pueda sacarla de sí mismo. John Maxwell, nos cuenta que Winston Churchill reconoció el valor de la esperanza. Fue primer ministro de Inglaterra durante algunos de los momentos más oscuros de la Segunda Guerra Mundial. Un reportero le preguntó en cierta ocasión cuál había sido la más poderosa arma de su país contra el régimen nazi de Hitler. Sin dudar por un instante contestó: "La que siempre ha sido la más poderosa arma de Inglaterra: la esperanza".


Un ejemplo de ello lo encontré, en nuestro reciente viaje de inmersión a Inglaterra con varios chicos del colegio. Me impactó sobremanera, cuando visitamos en Portsmouth el museo naval; allí pudimos ver la gran hazaña del Almirante Nelson, en la batalla de Trafalgar, quien defendió a su país de las fuerzas invasoras de Napoleon. Conviene recordar que Napoleón se hizo cargo de que en el mundo no existía potencia alguna capaz de refrenar sus ambiciones, fuera de Gran Bretaña, motivo por el cual se propuso aniquilar su poder, y como es sabido no lo logró.


En la medida en que tu hijo o tu pareja tengan esperanza, continuarán luchando, actuando como si fueran invencibles aunque sepan que no lo son, nadie nota la diferencia. Para tener esperanza hay que pensar con el corazón. No es lo que ocurre cuando tu estás, es lo que ocurre cuando NO estás. Para alimentar la esperanza busca a la gente que sea mejor que tú, busca a la gente que sea diferente a tí, busca a la gente que sea más fuerte que tú. Si quieres generar esperanza, cumple lo que prometas, cuida tu temperamento.


Cuando tienes esperanza, siempre es tiempo de hacer lo correcto. Cuando actúas con esperanza es como si te preguntarás ¿por qué no subir a una rama? es ahí en donde están los frutos. Entonces mantente cerca de tu gente. Disfruta del proceso de alcanzar el objetivo. Si no encuentras el camino, trázalo. No temas al fracaso, es el camino al éxito. Aprovecha cada día. Si te caes 7 veces, levántate 8. Nunca te rindas, los milagros ocurren todos los días. ¡Atrévete! y fuerzas imponentes vendrán en tu auxilio. La esperanza depende únicamente de tí; tú la construyes, sólo si tienes "determinación extraordinaria".


Este es el más importante de todos los trabajos que puedas tener en tu vida: MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA. Tú puedes tener esperanza, si mantienes la actitud debida: "No hay situaciones sin esperanza, hay sólo hombres desesperanzados que han crecido alrededor de ellas". Marshall Foch.



Si en serio quieres mantener la esperanza, observa el potencial en cada situación y PERMANECE POSITIVO a pesar de las circunstancias. Que cuando otros los vean como problemas... tú los veas como retos... o como oportunidades.

Y mientras nos volvamos a encontrar, mantén la esperanza construyéndola alrededor tuyo. No te rindas.