jueves, 26 de marzo de 2015

PAPÁ Y MAMÁ: ESTOS SENTIMIENTOS ME UNEN A TÍ


Hará unos tres años que recibí en mi oficina una publicidad patrocinada por el ICBF y la ONG "Save the Children" relacionada con la promoción de los derechos de los niños y niñas, y sobre todo con una nueva forma de educar, que nuestra generación y las que nos precedieron no conocimos cuando fuimos niños; esa carencia no nos preparó adecuadamente para educar a nuestros hijos, y además forjó en nosotros unos paradigmas centrados en el autoritarismo, que conduce a que siempre haya alguien que cree tener la razón, y ese alguien somos tu y yo cada vez que no nos damos permiso para escuchar, ni para sentir por estar agobiados con la ilusión del control, de ponerle límite a lo ilimitado. Es preferible dar sentido.

Nos acercamos con velocidad a la Semana Mayor, momento clave para tomar conciencia de nuestra dimensión espiritual con el objetivo de cambiar el hombre viejo que nos gobierna, por el hombre nuevo que aspiramos ser; y para reencontrarnos por espacio de diez días con nuestros hijos. Esta semana es una buena oportunidad para escuchar, acallar nuestro ego y profundizar en los sentimientos que unen a tus hijos contigo como padre/madre y escuches su voz.

"Me alegro cuando me felicitas por mis esfuerzos y mis logros".

"Me gusta oírte decir que me quieres aunque creas que ya lo se".

"Me encanta que me beses y me abraces, porque así siento tu cariño".

"Soy muy feliz cuando me miras con amor y sonríes conmigo".

"Siento que soy importante para ti cuando me dedicas tiempo sin ocuparte en otras cosas".

"Cuando me pegas o me gritas, me asusto y siento que no me amas".

"No me grites ni me golpees para que yo entienda. Aprendo más si me enseñas con amor".

"Me haces daño cuando me amenazas con dejar de quererme".

martes, 17 de marzo de 2015

EL AMOR DE LOS ESPOSOS: UN AMOR DE TRES PERSONAS

Hace siete años que pertenezco a los equipos de nuestra señora, un movimiento al que le debo mucho por enseñarnos a mi esposa y a mi a cultivar la espiritualidad conyugal. Fui invitado por Ricardo Acosta, el gerente administrativo del colegio y le expreso públicamente nuestra gratitud. El fundador del movimiento es el sacerdote francés Henri Caffarel, de quien quiero compartirles este significativo texto, que espero cuando las parejas de esposos las reciban los encuentren bien.

"La fuente del amor cristiano no se encuentra en el corazón del hombre. Está en Dios. A los esposos que quieren amar, que quieren aprender a amar más y más, no hay sino un consejo a darles: buscad a Dios, Amad a Dios, uníos a Dios, dadle todo el lugar.

Quien se separa de Dios, si pierde el poder de amar, abandona lo mejor de su amor. Por otra parte,  este último crece a medida que crece el amor por Dios. La unión conyugal vale en su calidad de humano y en su calidad de eternidad, lo que vale la unión de los esposos con Dios. Mientras más se unan al amor de Dios, más rico es entre ellos el intercambio de amor. Ante ellos, hay perspectivas infinitas: su amor no terminará nunca de crecer, porque ellos pueden abrirse cada vez más al don de Dios. Si ellos quieren que su amor sea una llama viva, cada vez más alta, que ante todo, amen a Dios cada día. Un amor muy grande a Dios no significa necesariamente un gran amor conyugal, pero ellos sí obtienen una gracia más abundante que da al cristiano más facilidad y fuerzas para cumplir sus deberes, de los cuales, uno de los más importantes es el amor conyugal. 

Es por la oración y los sacramentos que los esposos llegan a las fuentes de la gracia divina. La Reconciliación entretiene la transparencia del corazón de los esposos, y ese germen de fuego, que la Eucaristía deja en cada uno, ilumina y calienta la vida conyugal…….

La pérdida de tanto amor se explica por el olvido de ese principio fundamental que es alejarse de Dios y pecar contra El, es pecar contra el amor al cortarse la fuente del amor. Negarse a Dios, es negar a su cónyuge el pan de cada día: el amor. Miente quien pretende estimar el amor cuando desprecia el Amor."

El Anillo de Oro

martes, 3 de marzo de 2015

"NO TIENE LA CULPA EL INDIO, SINO QUIEN LO HACE COMPADRE"

Mi gran maestro de los últimos años de la escuela secundaria Andrés Hurtado García, reconocido columnista de El Tiempo y la voz número uno del país en temas ambientales, nos recibió en la primera clase de 1982 con una "previa" en la que nos colocó este refrán de origen mexicano que debíamos explicar por nuestros propios medios: "No tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre". De eso hace ya 33 años y creo que jamás lo olvidaré, porque sigue habiendo mucha gente de todas las edades que no ha aprendido a convivir, y cada vez que se dirigen a otros, con palabras o acciones, no se dan cuenta de que la están embarrando permanentemente, escudados en frases como "hay que ser frentero", "yo no me quedo con nada", "uno tiene que decir lo que piensa", "uno tiene que ser de armas tomar", etc. Quienes de esa manera conducen sus vidas atropellan a los demás una y otra vez, porque están impedidos para sentir lo que sienten los demás e impedidos para manejar las relaciones con eficacia. Este comportamiento de pasar como una aplanadora se hace explícito cada vez que son confrontados, y asumen la confrontación como un ataque personal. En este sentido, Mayer y Salovey (1997) hablaron de un tipo de inteligencia social que involucra la habilidad de monitorear las emociones propias y las de otros, distinguirlas entre ellas, y usar la información para guiar el pensamiento y las acciones de uno, a la que llamaron inteligencia emocional.

El asunto que nos debe interesar aquí consiste en saber si este tipo de inteligencia puede o no ser desarrollada para un individuo, o si es un rasgo de la personalidad. En un artículo anterior que publiqué titulado "Inteligencia Emocional y Liderazgo" expresé que hay un fuerte consenso en la comunidad científica acerca de la probabilidad de desarrollar competencias emocionales en las personas, especialmente durante la niñez, dada la ventaja de ser una etapa en donde es más fácil moldear las competencias emocionales de los individuos. (Fineman, 1997; Höpfl y Linstead, 1997). Por tanto, si las competencias emocionales se aprenden en contexto, es mucho lo que en el ámbito escolar, principalmente en las edades más tempranas, podemos realizar en un trabajo conjunto entre padres de familia y maestros.

Las investigaciones realizadas al respecto permiten concluir que no podemos conformarnos con afirmar: "es que mi hijo es malgeniado desde chiquito", "le sacó el mal genio a...", "está pintao, así era el papá...", o peor aún aceptar el maltrato porque sí. Frases como las anteriores son disculpas que hacen que sigamos viendo gente que se comporta como lo expresa aquel viejo refrán "no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre".

En nuestras manos de educadores tenemos mucho por hacer, manos a la obra. Los frutos que podemos cosechar de este trabajo formativo en las nuevas generaciones nos permitirá, de acuerdo con Goleman (1998) contar con personas que en su adultez manifiesten las siguientes capacidades: (a) capacidad para reconocer y entender sus estados de ánimo, emociones e instintos, así como sus efectos en los otros, que se reconoce en la “confianza en sí mismo, autoevaluación realista, y sentido del humor crítico; (b) capacidad para controlar o redireccionar impulsos negativos y estados de ánimo, suspendiendo el juicio para pensar antes de actuar; que se reconoce en la honradez e integridad, conformidad con la ambigüedad, y apertura al cambio; (c) pasión para trabajar por razones que van más allá del dinero o estatus, que se reconoce en el fuerte impulso hacia el logro, optimismo aún frente al fracaso, y compromiso organizacional; (d) capacidad para entender la apariencia emocional de las personas, que se reconoce en la capacidad para crear y retener el talento, sensibilidad intercultural, servicio a clientes y consumidores; y (e) destreza en manejar las relaciones y construir redes de trabajo, que se reconoce en la efectividad en liderar el cambio, persuasión, y capacidad para construir y liderar equipos.

He aquí la pintura terminada del tipo de persona que nos debemos en nuestro país:

ü  Una persona con un elevado sentido del servicio, por encima del propio interés personal.
ü  Una persona con altos niveles de razonamiento moral.
ü  Una persona comprometida con un liderazgo ético.
ü  Una persona comprometida con el bienestar de los demás. (Hoyos, 2014).

Referencias
Fineman, S. (1997). Emotion and Management Learning. Management Learning. 28(1): 13-25.
Goleman, D. (1998). Working with Emotional Intelligence. New York: Bantam Books.
Höpfl, H. and Linstead, S. (1997). Learning to Feel and Feeling to Learn: Emotion and Learning in Organisations. Management Learning. 28(1): 5-12.
Hoyos (2014). Inteligencia Emocional y Liderazgo. En: http://www.academia.edu/8552821/INTELIGENCIA_EMOCIONAL_Y_LIDERAZGO
Hurtado, A. (1982). Apuntes de clase de Literatura. Bogotá: Colegio Champagnat.

Mayer, J. D., & Salovey, P. (1997). What is Emotional Intelligence? Emotional development and emotional intelligence: Educational implications. P. Salovey & D.J. Sluyter (Eds.). New York: Basic Books.