martes, 11 de marzo de 2014

CÓMO EVITAR EL FRACASO ESCOLAR

El periodista argentino Andrés Openheimer escribió hace un par de años un libro titulado "Basta de historias" en el que hace un retrato de la educación latinoamericana y los caminos que podríamos seguir en nuestros países para darle a la educación el puesto que se merece.

El libro es toda una lección para la clase política que en época de elecciones como en la que estamos enarbola las banderas de la educación como prioridad de su programa de gobierno, para después abandonar todo lo prometido, por la sencilla razón que la educación a diferencia de las mega-obras de infraestructura no da votos, pues sus frutos sólo se pueden ver en el largo plazo, y esto es algo de lo que carecen nuestros políticos; pero no por falta de visión, sino porque los electores, nosotros, no tenemos tanto tiempo para esperar el cambio que necesitamos, mientras que un puente, una carretera, un túnel, un edificio sí lo podemos ver en el corto plazo, y entonces decimos el gobierno de "fulano de tal" sí que hizo cosas, "robó como todos pero al menos hizo esto."

Los grandes cambios, los que necesitamos, manejan otros tiempos para los que nuestro sistema político no está preparado. La apuesta por la educación no debe ni puede seguir siendo manoseada así; sólo gente valiente y con un real espíritu de servicio será capaz de tomar y mantener estas decisiones por décadas hasta lograr generar el cambio que requerimos, así nos lo han mostrado un buen puñado de países.


Volviendo al tema educativo, Openheimer resaltó en su libro que en los países con los mejores resultados mundiales en educación los niños y jóvenes no pierden el año escolar, mientras que en todos los países latinoamericanos el fracaso escolar es una constante. Me pregunto, ¿estamos acaso condenados a ello?, ¿hay algo que podamos hacer? ¿cómo logran obtener tan buenos resultados en las pruebas internacionales aquellos países, si sus estudiantes no pierden el año?, mientras que en Colombia todavía hay muchos que pierden el año, bajo el supuesto de una educación más exigente que premia a los más juiciosos, y a pesar de ello seguimos como país estando ubicados en los últimos puestos de las pruebas internacionales. Esto nos tiene que decir algo y movernos a actuar de manera diferente, aquí me refiero a todos los actores de la comunidad educativa.


Entonces me di a una búsqueda inicial de averiguar ¿cuáles son los factores que influyen para que los chicos tengan problemas escolares? y ¿cómo podemos atajarlos desde los primeros años de colegio?, y me encontré con un interesante artículo escrito por Alicia Herranz y publicado en la web www.serpadres.es, que nos puede ayudar en el propósito de lograr que ningún niño pierda el año, y podamos en palabras de la actual Ministra de Educación decir: "El mejor colegio y el mejor sistema educativo es el que logra que ningún niño, que ningún joven pierda el año, gracias a que se ha dado un proceso de acompañamiento tal a esos niños que tienen bajos logros en materia de aprendizaje, que logran llevarlos a un nivel de conocimiento, y a un avance en su aprendizaje que les permite ir evolucionando y progresando en materia de aprendizaje a lo largo de su proceso formativo."

El artículo se titula "Cómo evitar el fracaso escolar", que podrás leer a continuación y simultáneamente ir generando las acciones necesarias.

¿Qué factores influyen?

1.       Ambiente familiar
Los modelos que se ofrecen a los hijos son fundamentales para su desarrollo. Los niños necesitan un ambiente familiar rico en estímulos donde capten una verdadera implicación de la familia en su vida escolar. También hay que dedicar tiempos de atención «exclusiva» a los estudios en casa.

2.       Autoestima
Muchas veces las malas calificaciones esconden una baja autoestima en los niños. Si sienten que no son capaces de alcanzar las metas que se proponen, será difícil que las logren. Es muy importante que cuidemos el concepto que tienen de ellos mismos y que les devolvamos una imagen positiva de quienes son y de lo que hacen. Hay que enseñarles a integrar los errores en el proceso de aprendizaje y no venirse abajo ante las dificultades: todos los problemas tienen solución.

3.       Atención
Desde muy pequeños hay que habituarles a tareas que les ayuden a centrar su atención durante períodos de tiempo apropiados a su edad. Para aprender es fundamental que sean capaces de concentrarse en lo que tienen entre manos.

4.       Lectoescritura
Es una de las llaves del éxito escolar. La lectura y la escritura son imprescindibles para todas las asignaturas y si no las dominan, el edificio se tambalea desde sus cimientos. Hay que ofrecerles modelos adecuados desde pequeñitos y fomentar en ellos el amor por la lectura y la escritura. Si observamos dificultades en este campo, es preciso atajarlas cuanto antes.

5.       Motivación
A veces detrás del fracaso está el desinterés y la falta de motivación de los chavales por todo lo que huele a colegio. Esto conlleva falta de esfuerzo personal y abandono de sus tareas. Debemos fomentar en ellos el afán por hacer las cosas por sí mismos y la alegría por conseguir las metas que se marquen. También conviene que les demos una imagen positiva de lo académico: evitemos comentarios sobre lo «rollo» que es el cole o la rabia que da volver a clase el lunes.

6.       Memoria
Esta capacidad -tan denostada durante algunos años- es clave para el rendimiento académico. Se puede ejercitar y estimular con juegos y actividades divertidas. Eso sí, tan importante es que memoricen lo que estudian como que lo entiendan. Para ello deberán comprender primero y retener después. También conviene que memoricen «de forma adecuada», es decir, relacionando lo nuevo con los conocimientos ya adquiridos.

7.       Capacidad del estudiante
A veces, el problema radica en que el niño tiene dificultades de aprendizaje o baja capacidad intelectual. En estos casos se precisa una atención especializada cuanto antes. Pero el caso opuesto también puede conllevar fracaso escolar; hay niños con altas capacidades que pueden no ver satisfechas sus necesidades en el colegio (contenidos que se les quedan muy bajos, aburrimiento, intereses diferentes). Si no se detecta a tiempo, ¡malo!

8.       Hábitos de estudio
A estudiar también se aprende.
De nada sirve que se pasen las horas muertas delante del libro si no aprovechan ese tiempo.
Debemos proporcionarles unas técnicas de estudio que les permitan aprender de forma ágil y eficaz.
También es preciso que cuenten en casa con un rincón de estudio libre de distracciones.
Es necesario habituarles a que se ejerciten en el trabajo individual y no dejen aparcadas las asignaturas hasta el examen.

Señales de alerta
Ciertas circunstancias transitorias pueden convertirse en la base de un fracaso escolar si no se detectan a tiempo:

Problemas de salud. Una pequeña anemia (detectable con un simple análisis de sangre) puede ser el origen de esa apatía que perjudica a su rendimiento. Una pérdida auditiva o algún defecto en la visión, si no se corrigen a tiempo, les pueden hacer ir cada vez más rezagados. Estemos pendientes y no pasemos por alto las revisiones de su pediatra.

Conflictos emocionales. Las malas rachas personales también pueden perjudicar la marcha de los niños en el colegio. La falta de estabilidad familiar les afecta muchísimo: una época en la que haya más problemas, discusiones o reproches en casa puede hacer que su rendimiento baje. Además, en estos periodos suelen aprovechar peor las clases, ya que tienen la cabeza en otro sitio. Intentemos transmitirles seguridad y, si se pasa por un mal momento en casa, charlemos con ellos para calmar sus preocupaciones.

Problemas relacionales. A veces, no sentirse aceptado por los compañeros o no tener amigos puede hacer que se retraigan académicamente. Por no hablar de los complejos: verse gordo, avergonzarse de llevar unas gafas o rechazar el aparato corrector de los dientes pueden ser detonantes de un bloqueo.

Medidas preventivas
Hay que actuar ante la aparición de las primeras dificultades. No es bueno pasar por alto las malas notas una y otra vez sin poner medidas para solucionar los problemas de base. Si no, la pelota se irá haciendo cada vez más y más grande.

Hay que concebir el curso como una carrera de fondo. De nada sirve el sprint final en los exámenes de junio si no se han conseguido buenas calificaciones desde el inicio de curso.

No permitir que se instalen en el papel de perdedores. Aunque las notas suelan ser malas, cuidemos su autoestima para que no sientan el fracaso como algo esperado y normal. En estos casos, además de medidas de refuerzo, precisan mucha comprensión y que les transmitamos afán de superación.

¿Qué papel queremos jugar como colegio?
Sensibilizarnos frente al tema y generar acciones que pronto conocerán centradas en el "éxito escolar".

No hay comentarios:

Publicar un comentario