El periodista argentino Andrés Openheimer
escribió hace un par de años un libro titulado "Basta de
historias" en el que hace un retrato de la educación latinoamericana y los
caminos que podríamos seguir en nuestros países para darle a la educación el
puesto que se merece.
El libro es toda una lección para la clase
política que en época de elecciones como en la que estamos enarbola las
banderas de la educación como prioridad de su programa de gobierno, para
después abandonar todo lo prometido, por la sencilla razón que la educación a
diferencia de las mega-obras de infraestructura no da votos, pues sus frutos
sólo se pueden ver en el largo plazo, y esto es algo de lo que carecen nuestros
políticos; pero no por falta de visión, sino porque los electores, nosotros, no
tenemos tanto tiempo para esperar el cambio que necesitamos, mientras que un
puente, una carretera, un túnel, un edificio sí lo podemos ver en el corto
plazo, y entonces decimos el gobierno de "fulano de tal" sí que hizo
cosas, "robó como todos pero al menos hizo esto."
Los grandes cambios, los que necesitamos,
manejan otros tiempos para los que nuestro sistema político no está
preparado. La apuesta por la educación no debe ni puede seguir siendo
manoseada así; sólo gente valiente y con un real espíritu de servicio será
capaz de tomar y mantener estas decisiones por décadas hasta lograr generar el
cambio que requerimos, así nos lo han mostrado un buen puñado de países.
Volviendo al tema educativo, Openheimer resaltó en su
libro que en los países con los mejores resultados mundiales en educación los
niños y jóvenes no pierden el año escolar, mientras que en todos los países
latinoamericanos el fracaso escolar es una constante. Me pregunto, ¿estamos
acaso condenados a ello?, ¿hay algo que podamos hacer? ¿cómo logran obtener tan
buenos resultados en las pruebas internacionales aquellos países, si sus
estudiantes no pierden el año?, mientras que en Colombia todavía hay muchos que
pierden el año, bajo el supuesto de una educación más exigente que premia a los
más juiciosos, y a pesar de ello seguimos como país estando ubicados en los
últimos puestos de las pruebas internacionales. Esto nos tiene que decir algo y
movernos a actuar de manera diferente, aquí me refiero a todos los actores de
la comunidad educativa.
Entonces
me di a una búsqueda inicial de averiguar ¿cuáles son los factores que influyen
para que los chicos tengan problemas escolares? y ¿cómo podemos atajarlos desde
los primeros años de colegio?, y me encontré con un interesante artículo
escrito por Alicia Herranz y publicado en la web www.serpadres.es, que nos
puede ayudar en el propósito de lograr que ningún niño pierda el año, y podamos
en palabras de la actual Ministra de Educación decir: "El mejor colegio y
el mejor sistema educativo es el que logra que ningún niño, que ningún joven
pierda el año, gracias a que se ha dado un proceso de acompañamiento tal a esos
niños que tienen bajos logros en materia de aprendizaje, que logran llevarlos a
un nivel de conocimiento, y a un avance en su aprendizaje que les permite ir
evolucionando y progresando en materia de aprendizaje a lo largo de su proceso
formativo."
El artículo se titula "Cómo evitar el fracaso
escolar", que podrás leer a continuación y simultáneamente ir generando
las acciones necesarias.
1. Ambiente
familiar
Los
modelos que se ofrecen a los hijos son fundamentales para su desarrollo. Los
niños necesitan un ambiente familiar rico en estímulos donde capten una
verdadera implicación de la familia en su vida escolar. También hay que
dedicar tiempos de atención «exclusiva» a los estudios en casa.
Muchas
veces las malas calificaciones esconden una baja autoestima en los
niños. Si sienten que no son capaces de alcanzar las metas que se proponen,
será difícil que las logren. Es muy importante que cuidemos el concepto
que tienen de ellos mismos y que les devolvamos una imagen positiva de quienes
son y de lo que hacen. Hay que enseñarles a integrar los errores en el
proceso de aprendizaje y no venirse abajo ante las dificultades: todos los
problemas tienen solución.
3.
Atención
Desde
muy pequeños hay que habituarles a tareas que les ayuden a centrar su
atención durante períodos de tiempo apropiados a su edad. Para aprender es
fundamental que sean capaces de concentrarse en lo que tienen entre manos.
4.
Lectoescritura
Es
una de las llaves del éxito escolar. La lectura y la escritura son
imprescindibles para todas las asignaturas y si no las dominan, el edificio
se tambalea desde sus cimientos. Hay que ofrecerles modelos adecuados desde
pequeñitos y fomentar en ellos el amor por la lectura y la escritura. Si
observamos dificultades en este campo, es preciso atajarlas cuanto antes.
5.
Motivación
A
veces detrás del fracaso está el desinterés y la falta de motivación de
los chavales por todo lo que huele a colegio. Esto conlleva falta de esfuerzo
personal y abandono de sus tareas. Debemos fomentar en ellos el afán por
hacer las cosas por sí mismos y la alegría por conseguir las metas que se
marquen. También conviene que les demos una imagen positiva de lo académico:
evitemos comentarios sobre lo «rollo» que es el cole o la rabia que da volver a
clase el lunes.
6.
Memoria
Esta
capacidad -tan denostada durante algunos años- es clave para el
rendimiento académico. Se puede ejercitar y estimular con juegos y actividades
divertidas. Eso sí, tan importante es que memoricen lo que estudian como
que lo entiendan. Para ello deberán comprender primero y retener después.
También conviene que memoricen «de forma adecuada», es decir, relacionando lo
nuevo con los conocimientos ya adquiridos.
7.
Capacidad del estudiante
A
veces, el problema radica en que el niño tiene dificultades de
aprendizaje o baja capacidad intelectual. En estos casos se precisa una
atención especializada cuanto antes. Pero el caso opuesto también puede
conllevar fracaso escolar; hay niños con altas capacidades que pueden no ver
satisfechas sus necesidades en el colegio (contenidos que se les quedan
muy bajos, aburrimiento, intereses diferentes). Si no se detecta a
tiempo, ¡malo!
A
estudiar también se aprende.
De
nada sirve que se pasen las horas muertas delante del libro si no aprovechan
ese tiempo.
Debemos
proporcionarles unas técnicas de estudio que les permitan aprender de
forma ágil y eficaz.
También
es preciso que cuenten en casa con un rincón de estudio libre de distracciones.
Es
necesario habituarles a que se ejerciten en el trabajo individual y no dejen
aparcadas las asignaturas hasta el examen.
Señales
de alerta
Ciertas
circunstancias transitorias pueden convertirse en la base de un fracaso escolar
si no se detectan a tiempo:
Problemas
de salud. Una pequeña anemia (detectable con un simple análisis de sangre)
puede ser el origen de esa apatía que perjudica a su rendimiento. Una pérdida
auditiva o algún defecto en la visión, si no se corrigen a tiempo, les pueden
hacer ir cada vez más rezagados. Estemos pendientes y no pasemos por alto las
revisiones de su pediatra.
Conflictos
emocionales. Las malas rachas personales también pueden perjudicar la
marcha de los niños en el colegio. La falta de estabilidad familiar les afecta
muchísimo: una época en la que haya más problemas, discusiones o reproches en
casa puede hacer que su rendimiento baje. Además, en estos periodos suelen
aprovechar peor las clases, ya que tienen la cabeza en otro sitio. Intentemos
transmitirles seguridad y, si se pasa por un mal momento en casa, charlemos con
ellos para calmar sus preocupaciones.
Problemas
relacionales. A veces, no sentirse aceptado por los compañeros o no tener
amigos puede hacer que se retraigan académicamente. Por no hablar de los
complejos: verse gordo, avergonzarse de llevar unas gafas o rechazar el aparato
corrector de los dientes pueden ser detonantes de un bloqueo.
Medidas
preventivas
Hay
que actuar ante la aparición de las primeras dificultades. No es bueno
pasar por alto las malas notas una y otra vez sin poner medidas para
solucionar los problemas de base. Si no, la pelota se irá haciendo cada vez más
y más grande.
Hay
que concebir el curso como una carrera de fondo. De nada sirve el sprint
final en los exámenes de junio si no se han conseguido buenas calificaciones
desde el inicio de curso.
¿Qué papel queremos jugar como colegio?
Sensibilizarnos frente al tema y generar acciones que pronto conocerán centradas en el "éxito escolar".
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