“Y con frecuencia se oye decir:
«Creo pero no practico».
«Dichosos nosotros si llevamos a la práctica lo que escuchamos (en la iglesia)… Porque cuando escuchamos es como si sembráramos una semilla, y cuando ponemos en práctica lo que hemos oído es como si esta semilla fructificara» (San Agustín). La vida cristiana, como la de Jesús, se fundamenta en dos actitudes: la humildad y la acción de gracias.
"Practicar la fe" es amar a Dios sobre todas las cosas, muriendo al egoísmo y al pecado (la búsqueda del bienestar o del poder a toda costa; ponerse a uno mismo en el centro, ocupando el lugar de Dios). Y al mismo tiempo —con y como Cristo— traducir ese amor en el amor al prójimo. Y esto, en concreto, comenzando por los que nos rodean, en el ambiente de trabajo, en la familia, en las relaciones sociales y culturales.
De esta manera "la práctica de la fe" es, sencillamente, la vida cristiana bien "vivida", tal y como la pueden y deben ejercitar la mayor parte de las personas, en medio de la calle. La fe lleva a la oración y a los sacramentos, y "fructifica" en el trabajo por el bien material y espiritual de todos, especialmente de los más necesitados.”
«Dichosos nosotros si llevamos a la práctica lo que escuchamos (en la iglesia)… Porque cuando escuchamos es como si sembráramos una semilla, y cuando ponemos en práctica lo que hemos oído es como si esta semilla fructificara» (San Agustín). La vida cristiana, como la de Jesús, se fundamenta en dos actitudes: la humildad y la acción de gracias.
"Practicar la fe" es amar a Dios sobre todas las cosas, muriendo al egoísmo y al pecado (la búsqueda del bienestar o del poder a toda costa; ponerse a uno mismo en el centro, ocupando el lugar de Dios). Y al mismo tiempo —con y como Cristo— traducir ese amor en el amor al prójimo. Y esto, en concreto, comenzando por los que nos rodean, en el ambiente de trabajo, en la familia, en las relaciones sociales y culturales.
De esta manera "la práctica de la fe" es, sencillamente, la vida cristiana bien "vivida", tal y como la pueden y deben ejercitar la mayor parte de las personas, en medio de la calle. La fe lleva a la oración y a los sacramentos, y "fructifica" en el trabajo por el bien material y espiritual de todos, especialmente de los más necesitados.”
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