miércoles, 24 de julio de 2013

¿Cómo fortalecer una mentalidad positiva en nuestros hijos?

Estas líneas son exclusivas para ti que has sido llamado a ser padre o madre, y también para ti que has sido llamado a la vocación de ser Maestro. Para asociar la lectura a cualquiera que sea tu condición Padre o Maestro, cada vez que encuentres la palabra hijo piensa que también se puede referir a tu estudiante.

Por twitter me ha llegado una significativa reflexión que está en perfecta sincronía con la que publiqué el 17 de julio titulada “Empoderamiento…”, y que hoy quiero compartir contigo porque los padres y madres constantemente nos sentimos necesitados de fortalecer la actitud de nuestros hijos, para que lleguen a ser grandes seres humanos.

El autor, Pablo Menichetti, inicia con estas dos grandes preguntas: “¿Cómo hago para que mi hijo crea en sí mismo? ¿Cómo hago para que enfrente la vida positivamente? Lo primero es que nosotros, sus padres, aprendamos a ver lo positivo en ellos más que destacar sus errores. Ese es el primer paso para una mentalidad positiva.

“Nuestros hijos cuando nacen, no tienen ningún tipo de mentalidad definida, nadie ‘nace siendo negativo’. Desde el primer día cada ser humano comienza a vivir experiencias y a asociar esas experiencias a emociones positivas o negativas, por ejemplo: la primera vez que metí los dedos al enchufe, asocié un valor emocional negativo; por otro lado, la primera vez que recibí una felicitación, asocié una emoción positiva.

“En el futuro, un estudiante desarrollará una mentalidad negativa si a lo largo de sus vidas ha acumulado muchas experiencias negativas; concluyendo y “generalizando” que su vida “es negativa”, que el colegio no es un lugar agradable, que ellos no son capaces, que nada es posible, etc.

“Por este motivo, si queremos ayudar a nuestros hijos a cambiar o a fortalecer su mentalidad, debemos hablar en ese mismo 'lenguaje emocional' y ayudarlos a experimentar positivamente. El rol de los padres consiste en hacer todo lo posible para que las experiencias de nuestros hijos sean positivas; el gran problema es que los padres utilizamos los largos y aburridos sermones “racionales” para intentar ayudar a nuestros hijos y éstos simplemente no sirven. ¡Foco en las emociones! Que ellos mismos se den cuenta que son capaces y para eso deben experimentar.

“¿Cómo se hace esto? Aquí algunos de mis mejores TIPS:

1.- Generar un entorno positivo: Buscar diariamente las cosas buenas de nuestros hijos, decírselas y reforzarlas. ¿Cada cuánto hacemos esto? ¿Cuándo fue la última vez que le dijimos lo orgullosos que nos sentimos de ellos? Empecemos a aplaudir sus logros y acciones positivas. Todos los campeones cometen errores, si es así, hasta éstos pueden ser interpretados positivamente.
2.- Guiarlos en vez de obligarlos: El objetivo final de todo esto es empoderar. Guiarlos para que puedan salir de ese problema por sí mismos, tienen que aprender a encontrar sus propias soluciones en vez de nosotros darles soluciones que probablemente no van a utilizar o peor aún van a catalogar como “solución de padres”. Preguntarles por ejemplo, ¿cómo piensas que podrías haber conseguido un mejor resultado? La idea es proponer ideas, no imponérselas.
3.- Entregarles estrategias académicas ganadoras: Este punto es muy importante y efectivo. En cada seminario puedo ver los resultados casi inmediatos en los estudiantes. Lo que hago es darles herramientas y técnicas de estudio divertidas y estimulantes. De esta manera se dan cuenta que pueden aprender, divertirse y finalmente obtener resultados. En el fondo, se dan cuenta que “sí pueden” y miran todo desde una perspectiva distinta.
4.- Enseñar a interpretar positivamente: Una herramienta muy interesante es alterar el sentimiento del niño ayudándolo a reformular el problema. Los niños tienden a asumir que tal problema ‘es igual’ a tal significado. Ayudémoslos a dar un significado distinto al problema. ¿Cómo? Reformulando, es decir, conversando con ellos y juntos encontrar el lado positivo de las cosas que parecen negativas, recordándoles siempre que los grandes campeones se hicieron más fuertes con sus derrotas.
5.- Escuchar y estar presentes: El gran problema de los padres es que cuando nuestros hijos se abren y comienzan a compartir, nosotros, en vez de preocuparnos de escuchar y de entender cuál es la emoción que está detrás, entramos a objetar inmediatamente con nuestra “infalible lógica”. ¿Resultado? Se corta la comunicación. Tenemos que ESCUCHAR, aunque sepamos que están en un error, dejemos que hablen. Recuerda, nada de esto es de un día para otro, todo se logra con perseverancia.”

Estimado papá, mamá y Maestro cuentas a partir de ahora con cinco herramientas poderosas, el resto está en tus manos. Es importante que estés atento a la fuerza de los hábitos que por años has adquirido y que te conducen a “escuchar menos y hablar más”, a “imponer en vez de empoderar”, a “hablar negativamente en vez de interpretar positivamente”; para lograr superar esos malos hábitos, que te llevan a “hacer el mal que no quieres”, como decía San Pablo, comienza por escribir esos cinco nuevos hábitos que deseas, de manera que los puedas leer constantemente, en casa, en la oficina, en tu billetera. Repítelos constantemente, medita en torno a ellos y acerca de lo que tú necesitas para que se conviertan en parte de ti, y por último neutraliza todos aquellos impulsos que te llevan nuevamente sobre el viejo camino que no conduce a nada.


 “El coach educacional Pablo Menichetti enseña técnicas y herramientas de aprendizaje a estudiantes de todo el mundo. Sus programas ya han ayudado a miles de escolares a lograr mejores resultados en sus estudios, aumentar la motivación y nivel confianza. Obtén su informe GRATIS “52 hábitos para estudiantes excelentes”, en http://www.aprendizajeinteligente.net

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