miércoles, 17 de julio de 2013

EMPODERAMIENTO. El último paso en la preparación para la Excelencia.


Con motivo de mi cumpleaños hoy quiero hablarte de este tema que considero el más importante para gestionar el cambio.
Ser excelente, hoy por hoy, es sinónimo de estar en las grandes ligas. La escuela primaria fue el primer lugar donde oí hablar de la excelencia, y desde aquella época ha permanecido firme y sin desgaste, a diferencia de muchas otras palabras, que a fuerza del uso y del abuso terminan perdiendo su fuerza. No así, ocurre con la excelencia.
El camino de preparación para la excelencia es un camino para pocos, es un camino en el que te encuentras solo. Dijimos en otro momento que ayudar a otros a hacer este camino requiere: (a) desarrollar con ellos una relación personal, (b) abrir caminos, (c) compartir un sueño, (d) dirigir tu propia vida, (e) crecer fijándose metas, y (f) entrenarse mediante el ejemplo, la guianza, la observación, la motivación y la replicación de lo aprendido.
Como puedes ver ser excelente es fruto de un proceso de entrenamiento. Esto es una buena noticia, porque aquí no estamos hablando de mentes brillantes, sino de personas disciplinadas, enfocadas, centradas en un objetivo que va más allá de las ambiciones personales y de los caminos estrechos en los que nos metemos buscando el éxito aquí y ahora.
¿Qué es necesario para que este entrenamiento tenga un éxito ilimitado? Dejar a tu gente en libertad de hacer el trabajo. De esto se trata el Empoderamiento (empowerment). Para llegar allá necesitas hacer varias cosas muy importantes:
La primera es desposeerte del espíritu controlador, una persona obsesionada por el control no tiene la capacidad de empoderar a otros, porque siente que pierde poder al entregar responsabilidades. Las familias, las empresas, los gobiernos necesitan más gente empoderada. ¿Eres “controlador” o “empoderador”? Según el camino que elijas generarás alrededor tuyo una atmósfera de miedo vs. confianza, restricción vs. libertad, sometimiento vs. compromiso, adormecimiento vs. espíritu despierto.
En segundo lugar necesitas conseguir a los mejores, máxime cuando eres responsable de un equipo de trabajo, de un club académico o deportivo, de un grupo artístico. En cualquiera de estos casos necesitas rodearte de la mejor gente, y tu deber es elegirlos bien, seleccionar a los mejores, a los que tienen mayor potencial y han demostrado capacidad de lograr excelentes resultados. Esto me hace acordar de los Parques de la Creatividad del Dr. Raúl Cuero.
Una vez que tienes conformado tu equipo viene el tercer momento, compartirles tu visión, en esto Walt Disney era un experto, era un constructor de sueños, así nacieron todos sus parques temáticos y toda su obra de entretenimiento; empezó soñando cada una de ellas, rodeándose de los mejores a los que les compartió su sueño y lo hicieron realidad.
Hacer que los sueños se vuelvan realidades es el fruto máximo del empoderamiento. Empoderamiento y creatividad van indisolublemente de la mano. La persona empoderada no es el peón del ajedrez, se asemeja más al caballo en este mismo juego, porque es capaz de moverse en muchas direcciones, saltar obstáculos, virar rápidamente cuando se requiere. La persona realmente empoderada es como el caballo del ajedrez. No necesita pedir permiso para actuar, sabe que es responsable de un sueño que requiere ser incubado y desarrollado, y hace todo lo que sea necesario para que se haga realidad.
Aquí viene el cuarto paso, que responde a la pregunta ¿cómo lograr que esto suceda? No es tan difícil. Una vez que has elegido a los mejores y les has compartido tu visión, ahora te corresponde “entrenarlos en lo esencial”. Te acuerdas de la famosa frase del Principito: “lo esencial es invisible a los ojos, sólo se ve bien con el corazón”.
Tú querido amigo sabes que eres el líder de un equipo de personas que tienen un propósito que cumplir. En este momento puedes estar al frente de una empresa, de un equipo de trabajo, de un club académico, deportivo o artístico, etc., ¿qué significa en tu entorno de trabajo la frase del Principito? Me quiero atrever a hacer varias conjeturas: (a) ser consciente que los sentidos no te muestran toda la realidad, incluso te pueden engañar porque haces lecturas parciales de lo que ves u oyes, y terminar tomando decisiones erróneas sin suficiente información; (b) si me quiero concentrar en lo esencial debo actuar como un minero, esto es, quitar toda la tierra alrededor de la piedra preciosa; la piedra preciosa son las personas que has elegido y la tierra todos los “obstáculos”, “defectos”, “problemas”, que te impiden ver la esencia en la piedra preciosa. ¿Quiénes son tus piedras preciosas?, ¿corresponden con tu equipo de trabajo, tu selección?; y (c) ver con el corazón, quiere decir creer en la bondad de cada una de esas piedras preciosas que has encontrado en el camino, también significa confiar en cada una de ellas, corregir fraternamente, perdonar hasta setenta veces siete, y saber que tú también eres un discípulo, que hay algo o alguien más grande que tú y que todos, que te invita a entrar en armonía con el cosmos.
Una vez que te encuentras en el cuarto nivel, viene el último: dejarlos trabajar. ¿Qué obtendrás a cambio? Sin duda alguna, lo mejor de cada uno. Si quieres que te den lo mejor, debes darle una estructura y libertad para la creatividad.
Si aún sigues esta reflexión, quiero decirte que lo más probable es que seas de aquellos que se han aventurado a tener una empresa o a dirigir un grupo de personas. Cada vez son más las personas que emprenden este camino de “dar la espalda para convertirse en guía”. Si ese eres tú, estás ante la dicotomía: controlador vs. dar apoyo y confianza.
John Maxwell plantea que este proceso de dar apoyo y confiar en la gente viene acompañado de responsabilidad, autoridad y rendimiento de cuentas; y continúa diciendo “lo más difícil para algunos líderes es hacer que su gente mantenga la responsabilidad después de que se les ha dado”. Esto implica dejar a un lado el espíritu controlador de cada detalle y atreverse a confiar en las personas y en su capacidad.
Acompañado de la responsabilidad viene la autoridad. Ambas deben ir unidas. Winston Churchill citado por Maxwell decía: “Soy vuestro siervo. Tenéis el derecho de destituirme cuando lo deseéis. De lo que no tenéis derecho es de darme responsabilidad sin darme el poder de actuar”. Este es uno de los grandes secretos del empoderamiento.
El camino hacia la autoridad tiene dos etapas: primero le das permiso a los miembros de tu equipo para tengan autoridad, y si demuestran que la merecen, entonces les das la autoridad misma. Atención, la autoridad de la que hablo no es ante los ojos de tus jefes, sino la que te has ganado frente a tu equipo de trabajo o tu selección.
Resumiendo podemos decir que a la persona verdaderamente empoderada se le ha dado responsabilidad y autoridad, pues sólo así esta persona logrará que las cosas sucedan, es decir, que se obtengan resultados. ¿Y cómo saber si el resultado es el esperado? Necesariamente éste tendrá que estar alineado con la visión, que es tu responsabilidad alimentar frecuentemente.
Una vez que nos encontramos en el nivel de los resultados, la persona empoderada tiene el deber de rendir cuentas, por el poder que le ha sido otorgado. Maxwell nos dice que para que el rendimiento de cuentas sea provechoso es muy importante que tú crees un ambiente positivo, que generes las condiciones más favorables para que las personas no sientan temor, y admitan los errores como parte natural del proceso de aprendizaje. Si quieres que esto suceda, tú tienes el compromiso de no asumir el rol de juez o el de fiscal, pues ni tú ni las personas que has empoderado se encuentran ante un tribunal. ¿Qué te corresponde entonces hacer? Tomarse el tiempo para revisar el proceso antes de que te presenten los resultados, y criticarlo honesta y constructivamente. Tú tienes el deber de darle todo tu apoyo, y que éste sea honrado.
Querido amigo y amiga, si quieres que tu empresa cambie, que tu equipo de trabajo cambie, que tu club académico, deportivo o artístico cambie,… Atrévete a “EMPODERARLOS”, ésta es la experiencia más grata que se pueda tener, y la que ofrece los MEJORES RESULTADOS.
Hasta la próxima ocasión.

Carlos Arturo Hoyos V.

Rector

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