En nuestro anterior encuentro iniciamos un
importante recorrido acerca de 8 principios fundamentales, a manera de
itinerario a seguir, y que son muy importantes en el proceso de cuidar a las
personas que son importantes para tí.
El primer principio se refiere al "dar
tiempo", y podemos resumirlo si tenemos siempre presente que EL TIEMPO
PASADO CON LOS TUYOS ES UNA INVERSIÓN, no lo desperdicies en discusiones con o
sin sentido.
Ahora vamos a hablar del segundo
principio CREER... en tu hijo(a), ... en tu pareja, ... en tu gente. Al
respecto podríamos decir muchas cosas relacionadas con la importancia que tiene creer
en los demás, y no pasaría de ser un mero discurso. Cuando se trata de
"creer en otro que no sea yo", y es fácil decirlo incluso en público,
el mejor termómetro es el otro, porque ese otro, cualquiera que sea, puede por
instinto sentir si creemos realmente en él o no. De manera que es un buen
antídoto contra las mentiras que nos decimos a nosotros mismos, y las repetimos
a los demás.
El proceso de CREER en el otro pasa por un
ejercicio de humildad que consiste en saber que uno, como persona, no
puede ver como son los demás. Si esto es cierto, sin duda alguna,
entonces como líder te corresponde ver en que se puede llegar a convertir tu
hijo(a), tu pareja. ¿Cómo? Animándolo a crecer en esa dirección y creyendo que
será capaz de lograrlo.
En este principio se aplica
indefectiblemente el efecto Pygmalion que afirma que las personas se convierten
en lo que uno cree de ellas, y en términos de crecimiento es válido decir que
las personas crecen siempre hacia las expectativas del líder, no hacia sus
críticas o evaluaciones.
Es una herramienta muy poderosa de
influencia en los demás, saber que las expectativas promueven el
progreso. ¿Qué expectativas tienes respecto de tu pareja, de tu hijo,
de tu gente?
Si lo quieres junto a tí, tienes que ganar
su corazón al creer en él.
CREER en el otro no es simplemente
cuestión de afirmarlo, no sirve de nada, es un asunto de mayor peso; los demás
saben si tú crees en ellos y trabajarán hombro a hombro junto a tí, si has
ganado su corazón. Entonces vale la pena creer en tu hijo(a), en tu pareja, o
no?
Hasta pronto, en donde hablaremos del
tercer principio "3. Brindar ánimo". Mientras eso sucede, te deseo lo
mejor.
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