miércoles, 4 de enero de 2017

¿Qué tipo de Universidad para qué tipo de Jóvenes?

A continuación presento a manera de decálogo, y por simple coincidencia, algunas reflexiones acerca del rol de la Universidad en la vida de los jóvenes universitarios y el compromiso que ella tiene con ellos durante su proceso de formación:

  1. La Universidad tiene el compromiso con los jóvenes, entre los 17 y 22 años de edad, de ayudarlos a formar el juicio moral; no a ser buenos, porque eso debe venir de casa.
  2. De igual forma tiene el compromiso de mostrar a los jóvenes el mundo de los valores; entendiendo por valor todo aquello que contribuye a la dignidad humana, y entendiendo que el valor se deriva del bien, siendo un bien todo aquello que satisface una tendencia.
  3. Es un compromiso de las facultades ampliar el vocabulario de los jóvenes, así si mi vocabulario es de 100 palabras, mi mundo es de 100 palabras.
  4. No sólo tener claro cuál es el enfoque de profesional que está formando, sino ser consciente que en el campo de las disciplinas la Universidad puede dar una formación crítica o acrítica; y la decisión que tome al respecto implica la adopción de una pedagogía y una metodología consistente con ella que permee los syllabus de cada asignatura del pénsum.
  5. Las instituciones educativas se jactan en decir que forman jóvenes críticos, ¿y qué es crítica? Es importante comprender que la crítica tiene dos componentes: por un lado que el joven tiene capacidad de argumentación y de establecer relaciones, y por el otro, que tiene capacidad de discutir los intereses implícitos en las ciencias sociales. En consecuencia, si los profesores muestran los interéses descubren la ética, y viceversa. Y si no se descubre la ética, tampoco se descubre la política, que es lo que permite que la persona se irrite frente a lo que no es ético. Este paso es fundamental, y prepara para el siguiente, que es ser gestor del cambio.
  6. La formación de gestores del cambio es sin duda la más importante de las tareas de la Universidad. Y para lograrlo, es importante que en cada disciplina se favorezca la teorización, porque ésta favorece la presencia de pensamiento y da horizonte de sentido a la gestión del cambio. Si los grandes científicos en la historia de la humanidad, nos han enseñado a pensar distinto, es vital preguntarse si eso es lo que la Universidad está enseñando a los jóvenes en cada uno de los programas que ofrece.
  7. De lo dicho anteriormente se derivan dos tareas importantísimas: procurar establecer programas de investigación sobre campos disciplinarios y dejar de minusvalorar lo público, que se da con mucha frecuencia en las facultades dedicadas a las ciencias administrativas, económicas y contables. De ello se deriva que la política pública sea pobre, porque no hay pensamiento, ni capacidad de direccionalidad.
  8. La Universidad nació, entre otros, para pensar los problemas que el país tiene en materia de logística y gerencia, y ser propositiva de manera concreta en contacto con el mundo real. Evidentemente que la Universidad no es una entidad para solucionar problemas sociales, pues su ángulo de intervención es desde la perspectiva de la academia, e implica brindar a los jóvenes experiencias de conexión entre el mundo de la academia y el mundo social, empresarial, político, económico, cultural, ambiental, que se traduzcan en una ampliación del horizonte de formación post-académico.
  9. El mundo actual requiere de la Universidad profesionales con capacidad para gerenciar lúcidamente, y ello implica que el joven conozca la historia del país, que sea capaz de discernir qué modelo de sociedad queremos y de construir contexto, que tenga una buena visión de país; en otras palabras que les quepa el país en la cabeza para ganar confianza en sí mismos.
  10. Los anteriores desafíos hacen que necesariamente la Universidad se pregunte: ¿qué perfil de profesor tengo para el plan de estudios que me propongo lograr? Pregunta esencial que la Universidad colombiana se debe hacer en primera instancia. Si la Universidad tiene profesores sin capacidad crítica, sin visión de futuro, sin visión de país, poco puede lograr. Un camino inicial ha de ser el de desarrollar desde los primeros años de formación de los jóvenes proyectos conjuntos con las empresas en temas específicos, y luego profundizar con ellas en temas específicos a nivel de posgrados.
Ésta es la lógica que suma para la gestión del cambio y la transformación de la realidad que la sociedad y el país espera sea el mayor y más importante aporte de la Universidad. ¿Estamos listos, qué tenemos que hacer, por dónde comenzar, cuál es nuestro plan? Y conviene tener en consideración que la reconocida frase de Brené Brown, "para que exista conexión debemos dejarnos ver", aplica tanto para el nivel individual como para el institucional; así como aquél otro adagio popular "no sólo hay que ser bueno, sino que hay que parecerlo", basado en el apotegma de la época del César y el Imperio Romano, y que invita en este contexto a la Universidad a formar una nueva generación valiente, altiva, que no sea cómplice de la corrupción y la destrucción de la identidad nacional.

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