Y pasó un año escolar, pleno de satisfacciones. ¿Hemos
sido felices?
Ayer le pregunté a un padre de familia de preescolar,
¿qué es lo que usted espera de su hijo? Y adivinen cuál fue la respuesta. Ser
feliz. Sí, y complementó diciendo que para él es muy importante que los valores
aprendidos en casa perduren.
Otro
padre de familia me comentó que lo que él más desea para sus hijos es que sean
felices. Y en su indagación acerca de qué es la felicidad, encontró que las
respuestas que le habían dado eran insuficientes, no explicaron qué es la
felicidad. Luego seguimos hablando unos minutos más sobre el tema.
Creo sin
temor a equivocarme que la búsqueda de la felicidad es la tarea común de
muchísima gente en nuestro país. Queremos que nuestros hijos sean felices,
incluso a costa de nuestra propia felicidad como padres. Suena lógico? Podremos
acaso enseñar a ser felices, si nosotros no lo somos? Y por qué no somos tan
felices como quisiéramos? Saben por qué, porque siempre nos queda faltando
algo. Si seguimos persiguiendo la felicidad como objetivo último, siempre
estaremos insatisfechos. La felicidad no es un resultado, la felicidad es
consecuencia de un camino emprendido. Repito, la felicidad no es un resultado a
alcanzar, sino que es la consecuencia de nuestras decisiones.
De acuerdo
con John Maxwell, quiero atreverme a proponerte un camino de entrenamiento cuya
consecuencia sea la felicidad, son cinco pasos:
1. DOY
EJEMPLO. Quiere decir que el proceso comienza conmigo; los principios y valores
que quiero formar en mi hijo se dan mientras él me observa, una y otra vez, de
manera completa y correcta, hasta que tiene algo que puede duplicar.
2. GUÍO. Aquí
continúo haciendo la obra, pero en este paso mi hijo está a mi lado y toma
parte en el proceso, y me tomo tiempo para explicarle no sólo el cómo, sino el
porqué de cada paso.
3. OBSERVO.
En este punto cambio de posición con mi hijo. Ahora él practica los valores y principios aprendidos, y yo lo asisto y corrijo. Es especialmente importante, ser positivo y animador para que persevere y mejore en vez de renunciar. Además debo trabajar con él hasta
que desarrolle constancia, y finalmente, me explique el proceso alcanzado.
4. MOTIVO. En
este momento me corresponde dejarlo en libertad y asegurarme de que sabe cómo
hacerlo sin ayuda. Lo mantengo entusiasmado para que continúe mejorando y permanezco
con él hasta que sienta el éxito.
5.
MULTIPLICO. Y por último, llega el turno de enseñar a otros a hacerlo. Todos
los principios y valores que le has enseñado, él los enseñará a otros.
Lo que acabo
de plantearte se puede resumir en una frase “Sacar de ti, tu mejor tú”. Ese y no otro es el secreto de la felicidad.
Querida mamá
y querido papá en tus manos tienes un método muy útil para lograr lo que te
propones y consecuentemente ser feliz.
Gracias por
habernos confiado este año a tu hijo, y mientras regresa nuevamente al colegio
en 2014. Manos a la obra y felices vacaciones.
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