lunes, 28 de octubre de 2013

El Servicio a la Vida

Los saludo a todos ustedes con respeto y cariño.

Me han invitado a dirigir unas palabras con motivo de la conclusión del servicio social que han prestado los estudiantes de grado 10°, ayudando a todos estos queridos abuelitos y abuelitas del barrio Bilbao, a volverse a apasionar con el conocimiento. Veo muchas caras conocidas y los felicito por su constancia y por su espíritu de superación; pero sobre todo, por enseñarles a estos muchachos una lección de vida.

Y a ustedes jóvenes les quiero preguntar ¿qué aprendieron de esta experiencia? En un momento cada uno de ustedes piense en esta pregunta que les acabo de hacer, y luego invitaré a alguno de ustedes a que nos diga a todos qué aprendió para su vida.

La experiencia que durante este año acabas de tener es parecida a un cuento llamado “La Muñeca de Sal” de Anthony de Mello. Lo quieren oír?

“Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar.
Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto había visto hasta entonces.
“¿Quién eres tú?”, le preguntó al mar la muñeca de sal.
Con una sonrisa, el mar le respondió: “Entra y compruébalo tú misma”.
Y la muñeca se metió en el mar.
Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella.
Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada: ¡Ahora ya sé quién soy!”

Quisiera que esa fuera la manera como cada uno de ustedes, jóvenes y señoritas, pudieran evaluar lo que fue  este año de servicio.

Tú has tenido la oportunidad de experimentar por ti mismo que servir a otra persona es un acto de entrega desinteresada, que cada vez que tú te das con alegría, estás venciendo al señor “ego”, que te encierra en ti mismo, en tus gustos y caprichos; y que no te deja ver ni experimentar otras cosas maravillosas.

El señor “ego” es celoso porque piensa que si conoces otras realidades, lo vas a dejar; y sabes qué, tiene razón.

Tú no eres el mismo, tú no eres la misma;
Tú no serás el mismo, tú no serás la misma;
Tú serás mejor, cada vez que seas capaz de enfrentar al señor “ego” y decirle, quiero ser como “la muñeca de sal”, quiero entregar mi vida al servicio de los demás, quiero que en mi vida siempre haya espacio para las personas más necesitadas, quiero que esas personas sepan que cuentan conmigo, y quiero que juntos le sonriamos a la vida, y la hagamos más amable y justa para todos.

Sólo así tu vida tendrá sentido y habrá valido la pena vivirla.



Carlos Arturo Hoyos V.

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