Las investigaciones científicas sobre
el liderazgo y la personalidad son muy abundantes a lo largo
de las últimas tres o cuatro décadas. Las investigaciones revisadas por Judge &
Bono (2000) se pueden resumir en su interés por definir cuáles son los rasgos
que caracterizan a un líder y por responder si el líder nace o se hace.
Aunque se ha avanzado en la identificación de las características del líder,
esta pregunta sigue sin ser respondida. ¿Qué se puede concluir a partir de las
investigaciones realizadas? ¿Han mostrado un camino que permita saber si los
líderes conocidos por la humanidad son fruto de la lotería genética o si éstos
son fruto de un plan intencionado y de un proceso claramente definido?
Burns (1978) fue el primero en
identificar dos tipos de liderazgo, a los que llamó,
transformacional y transaccional, y que se pueden resumir en la capacidad para
inspirar seguidores vs., la habilidad para obtener la cooperación de otros.
Ambos son opuestos. El líder que manifiesta características
transformacionales se reconoce según Bass (1985), por su capacidad
para transmitir un carisma a sus seguidores, para inspirarles una visión
motivante, para cuestionar lo que ven desafiando el statu quo, y para
identificar las necesidades de sus seguidores y atenderlas. Mientras que el
líder que manifiesta características transaccionales no tiene seguidores, sino
que, yendo de más a menos: proporciona recursos valiosos y adecuados a
las personas con las que trabaja, le hace seguimiento al rendimiento y toma
acciones correctivas, e interviene cuando los problemas se vuelven serios bajo
la dinámica de evitar errores, o simplemente evita liderar.
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Escrito por Carlos Arturo Hoyos Vallejo
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