Hoy martes 10 de septiembre quiero hacer un homenaje a mi tía Aura, que hace un par de horas acaba de partir al encuentro con nuestro creador. Querida tía me siento muy feliz por haberte conocido, por haber disfrutado de tu maravillosa presencia. Tú fuiste una mujer grande en todo: como madre, como abuela, como tía, como hermana, como amiga y sobre todo como mujer.
Tú tocaste mi vida como no te lo imaginas y sólo tengo palabras de gratitud para ofrecerte, porque nos regalaste permanentemente tu palabra, tu presencia y tu mirada. Los recuerdos mas maravillosos que tengo de ti vienen de mi infancia y adolescencia, qué maravillosos momentos viví a tu lado. Quien te conoció sólo tuvo palabras de admiración para ti aunque tú de pronto no lo supieras.
Mi homenaje es un acto de reconocimiento hacia lo que aprendí de ti. Como dice la canción "contigo aprendí" a centrarme en lo positivo, cómo te lo agradezco, es la mejor herencia que me hayas podido dejar. Y sabes cómo lo aprendí, porque tus palabras y actitudes siempre fueron positivas.
Remontando en mi memoria no recuerdo haberte escuchado quejarte de nada ni de nadie, ni aún pasando por los más difíciles momentos de tu vida, ni por los dolores más intensos. Me enseñaste a ser fuerte, a ver lo mejor en los demás, a no esperar nada de nadie, sino a dar con generosidad y abnegación.
Y me pregunto de dónde te llega la fortaleza que tienes?, qué es lo que hace en ti la diferencia? Espero acertar en la respuesta. Te centraste siempre en las personas, en servirlas, en admirar las cosas maravillosas que sucedían a tu lado mientras íbamos creciendo, y por eso todos en la familia tenemos una historia muy estrechamente unida a ti, ninguno se quedó esperándote, nadie puede decir que tú no estuviste presente, todos tuvimos que ver contigo, siempre para bien.
El sábado pasado cuando junto contigo y mi esposa cantábamos y orábamos en tu lecho, me sentí tan feliz de poder agradecer tu presencia maravillosa en mi vida, así como de elevar nuestras canciones y oraciones a quien todo nos lo ha dado. Señor de la Historia, gracias por mi tía Aura, llévala siempre en el cuenco de tus manos y permíteme seguir su ejemplo con valentía y sin temor. Amén.
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