He tenido la fortuna de leer un maravilloso libro titulado "Preparar a los Hijos para la Vida" de Gerardo Castillo Ceballos. Colección: Hacer Familia. El mensaje es tan fuerte y significativo que las líneas que leerás son una adaptación del mismo.
La Preparación de los Hijos para la Vida es EL GRAN TEMA de la vida de nosotros los padres y madres; de lejos es la tarea más grande e interminable que hubiésemos podido tener, no hay nada que se le parezca, ni siquiera una tesis doctoral.
En este bello oficio que Dios me ha confiado de ser Rector, con frecuencia me encuentro con padres y madres para los que esta misión de Preparar para la Vida, en estos momentos los está aquejando más que en otras épocas, por aquello de que cada edad tiene su afán, pero también por las dinámicas internas que viven o dejan de vivir las parejas.
El autor nos plantea que hay diversas formas de entender qué es preparar para la vida y que el problema surge cuando dicha preparación se reduce a una sola dimensión de la existencia, como por ejemplo el sólo bienestar material, o la vida al servicio de los gustos y caprichos, dejando de lado asuntos tan importantes como el crecimiento como persona y el desarrollo de la actitud de servicio a los demás, pensando incluso que los demás están ahí, para que nos sirvan a nosotros, porque "para eso les pagamos".
La preparación para la vida de ninguna manera apunta a "ser buena vida", o a una vida:
sólo materialmente lograda
sólo socialmente satisfactoria o exitosa
sólo profesionalmente brillante, léase con un buen puesto (de pronto habiendo renunciado a cumplir tu sueño por dar gusto a otros, o por tener lo que tenía el mejor amigo de mi papá)
sólo familiarmente bien relacionada, entiéndase bien casado (buscando asegurarse)
Ahora te pregunto ¿has caído en alguna de estos reduccionismos?, ¿está reflejada de alguna manera ahí tu vida actual? Si tu respuesta, honestamente, es afirmativa, significa que no has entendido que preparar a los hijos para la vida apunta a una vida creciente, de adentro hacia afuera, y no de afuera hacia adentro.
Vivir es crecer, y crecer es madurar. Por supuesto que la vida es para disfrutar sanamente de las cosas buenas de la vida. Lo importante es que tengas claro, que lo que hagas es bueno para tu vida siempre y cuando lo plantees como medio para ser mejor persona día a día, y jamás como fin, porque si es así, acabarías muy rápido tu misión y luego te quedas vacio, o como decía un antiguo compañero: "tan lleno de nada".
Comencemos por aclarar lo que NO ES preparar a los hijos para la vida, por ejemplo:
exigirle al hijo que obtenga calificaciones brillantes o que sea el primero del salón, enfocando el esfuerzo únicamente en el éxito académico, como peldaño para lograr el éxito social;
presionarlo para que haga una carrera universitaria, muy bien retribuida económicamente y con puesto asegurado;
aceptar que la única responsabilidad que tiene tu hijo es la de estudiar, para evitar que se distraiga con asuntos de poca importancia;
Ten cuidado con reducir a tu hijo al "rol de estudiante", porque entonces, dónde queda el ser un buen hijo, el ser un buen amigo, el ser un buen compañero, el aprender a pensar, a querer, a convivir, a trabajar, a hacer buen uso del tiempo libre. No crees entonces que la preparación para la vida cuenta más que el éxito académico. Esto me hace acordar de unos padres que hace mes y medio retiraron a su hija del colegio -de hecho sólo duró 2 meses y medio en la institución-, porque ella estaba muy adelantada en matemáticas y español, y los padres sentían que se estaba atrasando en su proceso académico; y me pregunto atrasando respecto a quién o a qué modelo de hija que tienen en su mente. Este es un claro ejemplo de reduccionismo, el de mirar a nuestros hijos sólo como estudiantes, sin tener en cuenta todas esas otras dimensiones de las que hemos hablado, y que la niña requería mucho, de hecho estaba bastante feliz en el colegio, y cuando por presión de los padres, se le colocaban ejercicios de un mayor nivel de complejidad, la niña se aburría y reclamaba, por qué ella debía hacer cosas diferentes a sus compañeros.
Tú que eres padre o madre tienes que estar atento a que el reduccionismo no se apodere de tí, porque fácilmente puedes terminar decidiendo todo por tu hijo. Uno se prepara para la vida no solo adquiriendo conocimientos, sino también adquiriendo responsabilidades y experiencias en otros lugares y situaciones, es por eso que insisto tanto en que permita que su hijo participe de todas las experiencias que brinda el colegio, esto forma en la autonomía, la responsabilidad y amplía significativamente el horizonte. Si no me crees, pregúntale al hijo de algún amigo tuyo que ha tenido la oportunidad de viajar sin los padres a algún sitio, qué aprendió y cómo ve su vida a partir de dicha experiencia. Y cómo no felicitar y animar a aquellos padres y madres que alientan a sus hijos a vincularse a actividades formativas, y los acompañan en el proceso de crecimiento.
La vida y la experiencia nos ha enseñado que el mejor profesional no es aquel que sólo tiene un buen expediente académico, sino aquel que además tiene actitudes positivas en relación con el trabajo y en relación con los compañeros de trabajo. Es imperativo apartarse de ver la vida solo desde una perspectiva utilitarista, en la que lo único que importa es que se gane bien la vida y pueda así disfrutar de una "buena vida". Hacer esto es ser irrespetuoso con los hijos, porque los programamos sin contar con ellos, y la mayoría de las veces termina siendo poco realista. Ten entonces cuidado con confundir los reduccionismos con un proyecto de vida, porque no lo es, sólo se trata de un proyecto de simple éxito social hecho por otros, impuesto desde fuera de uno mismo y al margen de la propia vocación. Un proyecto así, difícilmente generará ilusión y afán de superación personal en quien lo realice.
Es posible que con un planteamiento como este, algunas veces sí consigas lo que buscabas (triunfar socialmente y a corto plazo; vivir bien en lo material); pero: ¿ha valido la pena?, ¿es acaso suficiente para que tu hijo tenga una vida plena?, ¿ha sido una preparación completa para la vida? La respuesta es negativa.
Para Preparar a los Hijos para la Vida de manera correcta, es preciso evitar posibles reduccionismos educativos, o pensar en que debo preparar a mi hijo para la vida futura, ¿cuál vida futura? No es posible preparar bien para la vida futura (la de la edad adulta) si he desatendido la preparación para la vida en las etapas de la niñez y la adolescencia. Sin lugar a dudas, lo que será la vida adulta dependerá, en mucho, de lo que haya sido la vida de la infancia, la adolescencia y la juventud, junto con los criterios y hábitos adquiridos en cada edad.
Sería muy difícil preparar a los hijos como futuros buenos padres sin enseñarles a ser hoy buenos hijos. Sería muy difícil preparar a los hijos como buenos profesionales, sin enseñarles hoy a hacer del estudio un trabajo bien hecho. Educar a los hijos enfocados en el día de mañana, equivale a admitir que su vida antes de la adultez no tiene valor o no tiene sentido en sí misma. Los niños y los adolescentes viven mucho más en función del tiempo presente que en función del tiempo futuro, de manera que si sólo le hablas del día de mañana, tendrás escaso poder estimulante para ellos; acaso te suena familiar esta frase "tienes que prepararte para ser un hombre de provecho".
Los padres y madres deben preparar a sus hijos para cada una de las etapas de la vida: infancia, adolescencia, edad juvenil y edad adulta. En cada una de ellas hay formas de conducta para los que hay que preparar e ir relacionando cada etapa con la siguiente, de forma que lleguen a enlazar, y se establezca entre ellas una continuidad.
¿Cuál es tu plan de acción? El primero, será detectar los reduccionismos educativos que se dan en tu propia familia y en otras familias; luego tendrás que plantearte: ¿por qué se están dando?, ¿qué habría que hacer para superarlos?
Hasta pronto.
viernes, 15 de junio de 2012
jueves, 31 de mayo de 2012
¿Cómo detectar a los mentirosos?
Hoy quiero compartirte este magnífico video de Pamela Meyer titulado "¿Cómo detectar a los mentirosos?", ve al siguiente link dentro del blog:
viernes, 11 de mayo de 2012
LA VIDA QUE NOS MERECEMOS
LOS QUE HEMOS DESCUBIERTO
EL AMOR INCONDICIONAL DEL SEÑOR,
SABEMOS QUE
ESTAMOS LLAMADOS A ACTUAR DISTINTO.
domingo, 6 de mayo de 2012
HIJOS TRIUNFADORES
Luis Baba Nakao (Marzo de 2007)
Hace unos siglos Heráclito, famoso pensador griego, dijo: "Lo único permanente es que vivimos en un mundo de cambios"
Se nos ha dicho que debemos preparar a nuestros hijos para el mundo del futuro, no para el mundo de nuestros padres ni para el nuestro. El día a día también nos ha mostrado que en el mundo actual lo determinante para triunfar será el carácter, no exactamente el conocimiento, como muchos pudiéramos creer. Cualidades tales como: tener temple, salir de fracasos adecuadamente, hacer de los fracasos un desafío y no una tragedia..., será lo que buscarán los seleccionadores de personal. Y si eres un trabajador independiente, entonces estas cualidades serán para tí un auto-requisito. Ese es el mundo real.
¿Qué tendrás que hacer de cara a tu hijo para
desarrollar el carácter y las cualidades necesarias?
Un hijo forjará carácter si PERCIBE
CLARAMENTE LA AUTORIDAD DE LOS PADRES. Con presencia de autoridad los
niños y jóvenes a su vez actuarán con autoridad para resolver sus problemas;
actuarán por determinaciones. Sin presencia de autoridad nuestros hijos serán
débiles de carácter y actuarán por impulsos con los consecuentes problemas de
adaptación.
¿Exceso de autoridad? Siempre será mejor exceso que falta de autoridad. El límite de autoridad lo pone la siguiente regla: "La autoridad no debe humillar". Básicamente lo que es el niño o el joven hoy será el adulto del mañana. De vez en cuando hay que mirar al hijo como un adulto potencial.
¿Queremos que nuestros hijos no sufran? Entonces hay que PREPARARLOS PARA SUFRIR. No podemos estarle evitando todo el tiempo, todo posible sufrimiento, si no, ¿cuándo aprenderá? Debe comprender la muerte, los problemas de la vida, los problemas en el trato de sus congéneres. No debemos resolverles todos los problemas, hay que ayudarlos a que poco a poco los resuelvan ellos mismos. Nadie logra metas exitosas y duraderas sin un poco de sufrimiento. ¿Alguien imagina a un campeón de atletismo que no sufra para lograr sus marcas? Eso se aplica a todo tipo de campeón y a todo tipo de actividad. Siempre hay que pensar que, en parte, no queremos que ellos sufran para no sufrir nosotros, pero les hacemos un daño con miras al futuro.
¿Exceso de autoridad? Siempre será mejor exceso que falta de autoridad. El límite de autoridad lo pone la siguiente regla: "La autoridad no debe humillar". Básicamente lo que es el niño o el joven hoy será el adulto del mañana. De vez en cuando hay que mirar al hijo como un adulto potencial.
¿Queremos que nuestros hijos no sufran? Entonces hay que PREPARARLOS PARA SUFRIR. No podemos estarle evitando todo el tiempo, todo posible sufrimiento, si no, ¿cuándo aprenderá? Debe comprender la muerte, los problemas de la vida, los problemas en el trato de sus congéneres. No debemos resolverles todos los problemas, hay que ayudarlos a que poco a poco los resuelvan ellos mismos. Nadie logra metas exitosas y duraderas sin un poco de sufrimiento. ¿Alguien imagina a un campeón de atletismo que no sufra para lograr sus marcas? Eso se aplica a todo tipo de campeón y a todo tipo de actividad. Siempre hay que pensar que, en parte, no queremos que ellos sufran para no sufrir nosotros, pero les hacemos un daño con miras al futuro.
Hay que ENSEÑARLES A HACER ESFUERZOS
SUPLEMENTARIOS. Que sepan que siempre se puede un poquito más.
Recuerda que nadie recoge su cosecha sin sembrar muchas semillas y abonar mucha
tierra.
Es muy importante ENSEÑARLES A CARECER es
decir a "sentir la falta de" y arreglárselas por sí mismos. Hay
chicos que no juegan su deporte si no tienen zapatillas de "marca".
Si no aprendes a carecer, no aprendes a arreglártelas. Aunque tengamos para
darles el 100%, los chicos deben saber el valor de las cosas. Si no
lo hacen de chicos, les será muy difícil de adultos y allí sí que van a sufrir
y nosotros también con ellos. ¿Cómo les enseñamos a carecer? ¡Dándoles
un poquito menos de lo que necesitan! ¡No hay otra manera! Si no, ¿cómo
sienten la falta de?, así aprenden a apreciar lo que tienen. Aprenden a no ser
ingratos. Aprenden a gozar de la vida porque muchas veces se goza en las cosas
sencillas. Aprenden a no ser quejosos.
Una excelente escuela para aprender a carecer (sin morir en el intento) es la mesa del hogar, la comida. ¿Qué debemos darles de comer? ¡Lo que nosotros decidamos que es bueno para ellos! Es no sólo por su bien estomacal, sino que es una excelente forma de que aprendan a carecer, que no sean ingratos, que no sean quejosos. "Mami.... no me gustan las lentejas". Si quieren hacerles un bien para la vida, denles las lentejas. Habrá berrinches, no se exalten (autoridad no es gritar), que no coma si no quiere, pero cuando le vuelva el hambre: ¡SORPRESA! ... ¡Las lentejas del refrigerador calentadas!
Parece increíble, pero si no hacemos este tipo de cosas no se podrá adaptar. La comida es una buena escuela del carecer, pues así no serán quisquillosos en sus relaciones sociales, en el trabajo y en el mundo real.
También hay que EDUCARLOS EN EL SERVICIO. Una familia normal es un equipo de trabajo con pocas tareas: tender la cama, limpiar los cuartos, lavar los platos, pintar la casa, etc. Hay que educarlos para que realicen labores de hogar, aunque lo hagan mal al principio. Si no hacen este tipo de servicios luego tendrán problemas. Las escuelas más importantes de liderazgo del mundo enseñan a los jóvenes a carecer, para que sepan y entiendan el mundo y lo puedan liderar.
¿Mesadas? Que sean una cantidad fija, más bien, semanales y algo menos de lo que creen que necesitan. Así aprenden a administrar el dinero. Claro que se deben aceptar excepciones, pero conversadas serenamente.
Una excelente escuela para aprender a carecer (sin morir en el intento) es la mesa del hogar, la comida. ¿Qué debemos darles de comer? ¡Lo que nosotros decidamos que es bueno para ellos! Es no sólo por su bien estomacal, sino que es una excelente forma de que aprendan a carecer, que no sean ingratos, que no sean quejosos. "Mami.... no me gustan las lentejas". Si quieren hacerles un bien para la vida, denles las lentejas. Habrá berrinches, no se exalten (autoridad no es gritar), que no coma si no quiere, pero cuando le vuelva el hambre: ¡SORPRESA! ... ¡Las lentejas del refrigerador calentadas!
Parece increíble, pero si no hacemos este tipo de cosas no se podrá adaptar. La comida es una buena escuela del carecer, pues así no serán quisquillosos en sus relaciones sociales, en el trabajo y en el mundo real.
También hay que EDUCARLOS EN EL SERVICIO. Una familia normal es un equipo de trabajo con pocas tareas: tender la cama, limpiar los cuartos, lavar los platos, pintar la casa, etc. Hay que educarlos para que realicen labores de hogar, aunque lo hagan mal al principio. Si no hacen este tipo de servicios luego tendrán problemas. Las escuelas más importantes de liderazgo del mundo enseñan a los jóvenes a carecer, para que sepan y entiendan el mundo y lo puedan liderar.
¿Mesadas? Que sean una cantidad fija, más bien, semanales y algo menos de lo que creen que necesitan. Así aprenden a administrar el dinero. Claro que se deben aceptar excepciones, pero conversadas serenamente.
Construyamos hijos luchadores, no debiluchos
sobreprotegidos. Que se superen a sí
mismos. Que tomen los problemas como desafíos para mejorar. Recuerden que nadie
alcanza altura con un solo vuelo. También hay que ILUSIONARLOS CON
IDEALES, metas futuras, sueños para que sean buenos de corazón.
Importante también es estar convencidos de que triunfador no equivale a tener
"dinero o propiedades", triunfadores son aquellos que son felices con
lo que hacen, con su vida. Solamente así podrán hacer felices a otros.
Los hijos con carácter templado, conocimiento del carecer, educados en el servicio y plenos de amor e ilusiones serán hijos triunfadores.
Los padres tenemos la gran responsabilidad de criar hijos que transformen nuestro país, en uno donde reine la libertad, la abundancia, la justicia y sobre todo la felicidad.
"El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas."
William George Ward.
Los hijos con carácter templado, conocimiento del carecer, educados en el servicio y plenos de amor e ilusiones serán hijos triunfadores.
Los padres tenemos la gran responsabilidad de criar hijos que transformen nuestro país, en uno donde reine la libertad, la abundancia, la justicia y sobre todo la felicidad.
"El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas."
William George Ward.
viernes, 4 de mayo de 2012
ESTRATEGIAS PARA QUE LOS PADRES DE FAMILIA SE COMUNIQUEN CON SUS HIJOS
Para que los padres puedan intentar
estrategias para comunicarse con sus hijos, es necesario primero que ellos
mismos mejoren sus habilidades para comunicarse.
Muchas
veces los padres manifiestan: “Mis hijos jamás me cuentan lo que hacen”.
Por
otro lado una queja muy común entre los niños (as) y adolescentes es: “Mis
papas no me comprenden”.
Ambos
grupos generacionales se sienten dolidos, resentidos, dejados de lado. Sin
embargo, ni los más jóvenes, ni los adultos suelen preguntarse qué es lo que
podrían hacer para establecer una verdadera comunicación asertiva entre ellos.
Pero los padres dicen que sí se comunican con sus hijos, y para ellos
“comunicarse” consiste en llamarles la atención, ordenar, pedir, criticar,
amenazar, ridiculizar...
Ejemplo:
“Tráeme la escoba”
“anda a la bodega y compra azúcar”
“¡Hay
Juan! Lloras como una niña... cállate ya, ¿qué van a decir los vecinos?
Más
bien conversar con el niño sobre cómo se siente el niño, cómo le fue en la
escuela, o para contarle sobre algún suceso, para escucharlo. Ejemplo:
“Tienes cara de triste Juan ¿ha pasado algo que
quieras contarme?”
“¿Qué
hicieron en la escuela hoy día?...dibujaron, expusieron, ¿qué más?
Los
padres no deben solamente indicar lo que el niño “tiene que hacer” en un
momento determinado, sino establecer oportunidades para dialogar con sus hijos
y comunicarles verbal o no verbalmente que los aman y los valoran.
Algunos
padres dirán que sus hijos no hablan, que no saben expresarse, que no les
entienden cuando hablan o piden algo.
Para
que los padres puedan desarrollar las habilidades comunicativas de sus hijos,
deben prestar atención a las posibilidades de comunicación que tienen sus
hijos, pueden recurrir a estrategias para mejorar las habilidades comunicativas
mientras juegan juntos, preparan los alimentos, ayudan a limpiar, durante la
hora de la comida, a la hora de bañarse o de acostarse.
Durante
las actividades de la vida cotidiana se dan muchas oportunidades para
interactuar con los hijos, y vale la pena el esfuerzo porque de ello depende el
desarrollo emocional e intelectual de sus hijos.
Los
hijos podrán expresar sus sentimientos si saben que van a ser escuchados y no
van a ser puestos en ridículo. Para ello deben sentir que son amados y
apreciados. Por eso hay que evitar expresiones que bajan la autoestima como:
“tú eres el que siempre causa problemas”, “nunca vas a dejar de fastidiar”.
Algunas
estrategias en el trabajo con padres de familia.
1. Escuchar reflexivamente
Para
que el niño sienta que es comprendido y a la vez para ayudarlo a reflexionar
sobre algún problema que tenga.
Ejemplo:
Hijo:
“ ¡Pedro siempre me pega!, no quiero verlo más”.
Papá:
“Estás muy molesto con Pedro y ya no quieres jugar con él”.
De
esta manera se acepta los sentimientos del niño sin emitir juicios de valor.
Cuando
el niño expresa sus sentimientos el padre debe:
Pensar
¿qué es lo que siente el niño?
Buscar
una palabra que exprese esa emoción; y.
Poner
la palabra en una frase.
En
el ejemplo anterior el proceso sería así:
¿Qué
es lo que siente mi hijo?
¿Está
muy fastidiado, muy molesto?
“Estás
muy molesto con Pedro y ya no quieres jugar con él”
A
veces los hijos no expresan con palabras sus sentimientos, entonces los padres
deben tratar de interpretar sus gestos y actitudes.
Ejemplo:
Madre:
“esa sonrisa tan grande me dice qué estás muy contenta”
Para
algunos padres será difícil en un principio recurrir a este tipo de estrategia,
pero luego se convierte en algo natural o familiar, y llegará a comprender que
el fin es el niño se sienta respetado y que las relaciones mejoren entre ellos.
2. Los “Mensaje –
YO”
Si
los padres utilizan el castigo con ira para relacionarse con su hijo, lo que
lograrán será reforzar el deseo de poder o de revancha del hijo. El niño se da
cuenta qué es lo que le molesta a los padres y sabe cómo llamar la atención.
Además, la posibilidad de comunicarse se pierde y el hijo se pone a la
defensiva.
“La
conducta imprudente o torpe de los padres, puede hacer de un niño un obstinado,
un irresoluto, un celoso violento, un desobediente, un vengativo, un
indiferente” Aguayo (1945, p. 19)
3. Explorar alternativas para
resolver problemas
“El
castigo no es un solo un problema de maltrato físico, sino que es una forma
autoritaria de relación y comunicación con el niño y sienta las bases para
actitudes y comportamientos futuros, como son la falta de identidad con el
país, la desesperanza de los jóvenes, la falta de autoestima y la violencia”
Guerrero (1991)
Pasos
para resolver problemas.
-Tratar de entender cómo se siente el niño
o cómo ve las cosas a través de la escucha reflexiva.
-Pensar posibles soluciones a través de la
lluvia de ideas.
-Ayudar al hijo a elegir entre las
alternativas de solución y conversar con él sobre los resultados posibles.
-Obtener un compromiso de parte del hijo y
de los padres (hacer un plan), ¿qué es lo que se va a hacer? ¿cuándo lo hará?
Etc.
-Decidir cuándo se va a evaluar, cuánto
tiempo se conversará sobre el resultado de la solución propuesta.
Para
solucionar problemas no se trata solamente de que el hijo cambie, también los
padres deben plantearse si ellos están fallando, y qué necesitan cambiar.
“Una
mirada de aprobación, una palabra de aliento o de encomio serán en sus
corazones como rayos del sol que muchas veces harán feliz el día” White, G.
(1964, p.169).
4. Establecer
diálogos
Es
conveniente hablar al niño a un nivel ligeramente más avanzado de un tema de su
interés, para incrementar su vocabulario y sus estructuras gramaticales
Los
padres de familia pueden hablarles a sus hijos sobre lo que están haciendo o
sobre lo que el niño hace. En algunos casos, los padres ampliarán la frase del
niño y/o harán un comentario.
Ejemplo:
si el niño dice “perro grande” el padre puede ampliar diciendo “Sí, tienes un
perro grande y bravo” o hacer un comentario al respecto “te gusta mucho jugar
con tu perro grande”.
Para
fomentar la expresión del niño, los padres deben prestarle atención y tener
paciencia. Por otro lado si se reducen las órdenes se le da posibilidad al niño
de hablar.
Cuando
los niños hablen hay que escucharlos sin interrumpirlos y en lo posible
comentar sobre lo que dicen.
Autora: Paula Choquehuanca
Universidad Peruana Unión. El artículo se encuentra
en: http://www.tagnet.org/autores/monografías/mono.htm
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