Estimado maestro, estimada maestra.
Siendo niño tuve la fortuna de contar
con maestros que sembraron en mi vida el amor por el conocimiento a partir de
la lectura y de la escritura; y sin proponérselo, creo yo, me apasionaron por
la palabra, desde entonces comencé a dibujar, a escribir, a leer la realidad y
a interpretar situaciones. Luego vinieron otros maestros que me enseñaron a
escuchar, a contemplar, a meditar y a celebrar la vida con sencillez y desde lo
que somos.
Ha sido costumbre en el Colegio, por
muchos años y cuando llegan las vacaciones, la de brindarle a los padres de
familia un mensaje con motivo de la llegada de sus hijos a casa, quienes por
unas semanas no tendrán el compromiso de tener que madrugar al otro día para
retornar al colegio.
Quisiera crear otra costumbre, la de
ofrecerle a las personas más importantes del mundo, mis maestros y maestras, algo
que he llamado “Cartas para Ti, Maestro”. En verdad, tú eres la persona más
importante del mundo, porque eres Maestro. Sabías que en la milenaria cultura
japonesa, el único profesional que está exento de hacerle reverencia al
Emperador es el Maestro?; una clara señal de la importancia que el imperio del
sol naciente le da a la persona del Maestro.
A nivel mundial, en todos los países más
desarrollados en educación, es incontestable que la figura del Maestro es
sagrada. Y ahora que Colombia está haciendo fila para pertenecer al exclusivo
grupo de los países más desarrollados del mundo, agrupados en la OCDE, mi sueño
es éste: que tú Maestro seas reconocido por tu vocación de servicio consistente
en engendrar en la vida de tus estudiantes el AMOR POR EL CONOCIMIENTO. Este es
el servicio más grande que un país puede prestar a sus ciudadanos.
Tú
Maestro eres una joya muy valiosa. Jamás te rindas, confía, “sé valiente, ten
ánimo y espera en el Señor” Sal. 26, 14.
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