martes, 27 de septiembre de 2011

¿Qué significa cuidar de las personas que son importantes para mí? (6)

El fin de semana anterior tuvimos la grata experiencia de participar en nuestro primer Modelo de Naciones Unidas titulado SACMUN VIII, que se desarrolló en la Universidad del Rosario. Quiero felicitar a Nelson Salazar, nuestro Sponsor, quien realizó un trabajo destacado con nuestros estudiantes: Alejandra Calderón, Daniela Rodríguez, Henry Herrera, Daniel Cárdenas, Nikol Hernández, Nicolás Torres, Natalia Fonseca, Andrés Toquica, Daniela Monroy, César Borrero y Leonardo Pulido. A ustedes los quiero felicitar por haber aceptado el reto de "añadir importancia" a lo que día a día hace cada uno.

De esto precisamente quiero hablarte en esta ocasión, de gastar el tiempo haciendo un trabajo importante. Lo ilustraré con un ejemplo que es lo totalmente opuesto al "añadir importancia a lo que hago". El sábado 24 salí de la Universidad a las 4:20 p.m. y estaba cayendo en el centro de Bogotá un verdadero palo de agua, crucé corriendo la plazoleta del Rosario con dirección a la estación "Museo del Oro". Entré por el costado más cercano, el oriental, preciso el que no tiene venta de tarjetas, sino solo servicio de recarga; debo advertir que al no ser usuario frecuente de Transmilenio, no llevo conmigo tarjeta para abordar el servicio.

Para poder adquirir la tarjeta de ingreso tenía dos opciones. La peor era salir al chubasco de agua y entrar por el otro lado de la estación, el costado occidental; y la mejor, que fue la que preferí para no mojarme, tratar de persuadir a uno de los funcionarios de Transmilenio, los que visten chaqueta color café, y a quien llamaremos Angel, sólo por Angelcom, la compañía que presta el servicio de venta de tiquetes, para que me permitiera ingresar, ir por dentro de la estación hasta el otro lado (sólo mide unos 50 ó 60 metros) y comprar el tiquete. El funcionario, "Angel", encontró todo tipo de trabas a esta posibilidad que yo le planteaba diciéndome: que debía pagar inmediatamente antes de entrar, si recuerdas, no había como hacerlo por ese lado de la estación; que esperara a que escampara y saliera a dar la vuelta a la estación; que tampoco podía él o su compañera funcionaria, "Angelita", que estaba al lado de él, hacerme el favor de acompañarme hasta el otro lado para comprar la tarjeta; ni mucho menos pensar en que él me hiciera el favor de comprarla mientras yo lo esperaba. "Angel" no encontró ninguna opción viable, la verdad es que tampoco le importó ofrecer a un cliente una solución, sino que prefirió enfocarse en los obstáculos, los problemas. Mientras me llenaba de la paciencia del Santo Job, para no embejucarme, le expliqué una de las grandes diferencias entre el pensamiento occidental (el nuestro) y el oriental, diciéndole que en donde nosotros, los occidentales, vemos problemas, ellos, los orientales, ven oportunidades.

Nada valió, ni la paciencia, ni los argumentos, ni las alternativas,... nada que no fuera entrar por el otro lado donde sí podía adquirir el tiquete, ya sea que tuviera que mojarme o esperar a que escampara.

Con este detallado ejemplo, quise mostrarte precisamente lo que NO hay que hacer para "añadir importancia". Al final, me tocó hacerle señas a un policía bachiller que vi al otro lado de la estación para que me ayudara comprando el pasaje, y efectivamente lo hizo, qué buen espíritu de servicio.

Es claro que las personas quieren realizar trabajos importantes, y cuando eso no sucede, encontramos "Ángeles" o "Angelitas", que nos dan una clara muestra de lo que hace una persona, cuando considera que su trabajo no es importante.

Y ahora te pregunto, ¿qué es más importante?: ¿destacarte por prestar un servicio a una persona aunque tengas que ajustar el procedimiento para lograrlo? o ¿desatender y desoír a la persona que te solicita, y que se las arregle como pueda, con tal de que no te saquen de la zona de comodidad a la que estás acostumbrado?

Tú como yo cuando hacemos un trabajo importante queremos sentir que lo hemos logrado, que hemos cumplido, que hemos influido en otros, porque deseamos la "excelencia". Cuando nuestros muchachos dijeron que sí a participar en el Modelo de Naciones Unidas lo hicieron porque anhelaban hacer algo importante, porque querían crear un impacto, sobresalir, destacarse por algo que valiera la pena. Las personas quieren importancia.

Tu tarea como líder de tu vida, de tus hijos, de tu familia, de quienes diriges es agregarles importancia. Para hacerlo, hay muchas maneras, una de ellas es hacerlos parte de algo que valga la pena. Y aquí quiero contarte otra historia, que me ha pasado recientemente.

La persona de quien te voy a hablar es Rafael un gran amigo. En abril nos invitó a un grupo de muy buenos amigos a entrenarnos para correr en la Media Maratón de Bogotá 2011. Debo confesarte que a mí nunca me ha gustado correr, siempre he preferido otros deportes; sin embargo, él nos hizo ver no solo las ventajas para la salud, sino la gran satisfacción personal de participar en una maratón, de sentirse animado por la gente, de sentirse capaz de lograr llegar a la meta, de cruzar la meta. Nos emocionó tanto querer vivir y sentir todo ello, que nos pusimos juiciosos a entrenar, y desde abril a la fecha seguimos corriendo todos los martes y jueves por la noche y los sábados temprano. A lo largo de este tiempo hemos corrido la Media Maratón de Bogotá, la Carrera Atlética Internacional Ciudad de Soacha, incluso nuestras esposas empezaron a entrenar al ver nuestra continuidad y corrieron el domingo pasado "La Carrera de la Mujer". En octubre correremos juntos la "Nike We Run 2011". Lo que empezó como un prepararnos para la Media Maratón se convirtió en el deseo de correr todo el Calendario Atlético, corriendo carreras cada vez más exigentes.

En el largo o corto caminar por la vida, haz encontrado demasiadas personas que se contentan con demasiado poco, caen en la zona de comodidad y permanecen allí en vez de perseguir metas de importancia. Tú que eres líder, no puedes darte el lujo de hacer eso. Pregúntate cada día ¿qué quieres? Acaso será la sobrevivencia, o el será el éxito, o quieres la importancia. Como afirma John Maxwell, los mejores líderes desean importancia y emplean su tiempo y energía en la persecución de sus sueños.

Te propongo un ejercicio mental planteado por Moishe Rosen para ayudarte a identificar tu sueño. Llena estos espacios:                                               

Si yo tuviera _________________________________,
Haría ______________________.

La respuesta al ¿qué haría? es tu sueño. Si trabajas en tu sueño añadirás importancia a tu vida.

Identifica y busca tu sueño. Hazlo personal, alcanzable, perceptible, visible y extensible. Seguro que si quieres ser importante y lo deseas, ese deseo te puede impulsar a dar lo mejor de ti cada día. Y a enriquecer la vida de quienes te rodean.

Mientras nos volvamos a encontrar ¡dedícate a añadir importancia!


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